Arquitectura expone sus trabajos en la Bienal de Donostia

A.D.M.
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Alumnos y profesores fueron invitados a participar en la Semana de las Escuelas de Arquitectura, junto a representantes de La Coruña, El Vallés (Barcelona), Sevilla, Burdeos, Montpellier, Karlsruhe y Wroclaw

Arquitectura expone sus trabajos en la Bienal de Donostia

Alumnos y profesores de la Escuela de Arquitectura de Toledo participaron la semana pasada en la segunda edición de la Bienal Internacional Mugak de San Sebastián, a la que fueron invitados junto a centros para la enseñanza de la arquitectura procedentes de La Coruña, El Vallés (Barcelona) y Sevilla, así como de las escuelas internacionales de Burdeos y Montpellier (Francia), Karlsruhe (Alemania) y Wroclaw (Polonia).

El jueves 24, bajo el título de ‘Sin memoria’, el profesor Carlos Asensio-Wandosell y el alumno Joaquín Vargas Jareño presentaron una selección de trabajos realizados por alumnos de la Escuela, entre otros el velero Vaurien y el caballo ‘Clavileño’ con los que se fotografiaron en plena playa de la Concha. También se han expuesto en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la Universidad del País Vasco diferentes proyectos y maquetas, como las Sillas de la EAT, las Formas para juegos de Ferrant y una fotografía de gran formato del Taller de Espoletas de la antigua Fábrica de Armas de Toledo (hoy parte del Campus Tecnológico de la Universidad de Castilla-La Mancha) realizada por José Manuel Ballester.

La Semana de las Escuelas de Arquitectura finalizó el pasado viernes, con la incorporación a la fachada del Museo de San Telmo de la instalación ‘Muga’, del artista Fernando Clavería y del propio centro castellanomanchego, consistente en casi un centenar de escalas construidas por personas migrantes en su propósito de saltar la valla de Melilla. El conjunto permanecerá en la plaza Zuloaga hasta mediados de noviembre.

Esta propuesta, instalada en Toledo en 2013 (concretamente, en el patio del Edificio Lorenzana), fue ideada por Clavería en 2005. Junto a las vallas de Melilla se encuentra el Bosque de Nador, donde las personas migrantes aprovecharon los materiales que encontraron en el entorno para realizar las escalas, que el artista logró trasladar a la Península tras «tres meses de infructuosas gestiones» con las instituciones locales. Se trata, según sus propias palabras, de «toda una metáfora que sigue plenamente vigente hoy en día, en tiempos de debate sobre muros y fronteras en todo el mundo».