Última fase del derribo del edificio del Paseo del Muelle

L.M.F. / L.G.C.
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Una vez derribada la estructura hasta la planta baja, restan algunos muros, la retirada de escombro y limpieza del solar, además de la reposición del mobiliario urbano afectado

Última fase del derribo del edificio del Paseo del Muelle

El derribo del inmueble situado en el cruce de los paseos del Muelle y la Estación afronta la última fase de los trabajos y podría concluir en unas dos semanas. El arquitecto director de los trabajos, Carlos Rojo, explicó ayer a este diario que ya se ha finalizado de demoler toda la estructura hasta la planta baja, con lo que en estos momentos resta retirar algunos muros y reponer la parte de mobiliario urbano que se ha podido ver afectada en el proceso de demolición, además de terminar de limpiar el solar y llevar todo el escombro al punto de reciclaje que permanece abierto.

Lo que resta son trabajos que ya no implican el uso de maquinaria, a la que sí se ha recurrido en una fase de los trabajos. Como recordó el arquitecto, el ático y dos plantas se derribaron de forma manual, mientras que el resto se ha realizado con maquinaria.

Ahora resta cargar con una pala todo el escombro generado y llevarlo al punto de reciclado de este material de obra. Operarios a pie de calle procederán ya a limpiar, terminar la intervención y cerrar el solar.

Última fase del derribo del edificio del Paseo del MuelleÚltima fase del derribo del edificio del Paseo del MuelleCon ello, se espera que los trabajos finalicen en un plazo aproximado de dos semanas, si bien el ritmo actual en el sector de la construcción a causa de los condicionantes que marca la crisis sanitaria del coronavirus puede modificar estos plazos.

El entorno del inmueble permanece aún cerrado al paso de peatones para evitar un posible riesgo a los viandantes derivado de esta actuación. Sobre esta obra, el arquitecto apuntó ayer que los trabajos han sido «muy complicados», dado que se han encontrado estructuras de diferentes materiales, como hormigón, metal, madera, lo que ha dificultado las labores de demolición, que se iniciaron el pasado febrero.

Esta actuación se ha llevado a cabo con orden ejecutiva del Ayuntamiento por su estado de ruina. La falta de mantenimiento de las cubiertas, las goteras y humedades y la presencia de palomas con la carcoma que acarrean han sido las culpables del deterioro y posterior derribo de este inmueble, situado en un lugar muy transitado en las inmediaciones de la plaza de España. Este hecho, unido al deseo de evitar problemas en las calles y con los vecinos y garantizar la mayor seguridad, motivó que la parte superior se demoliera de forma manual y el resto ya con maquinaria.

Para acometer los trabajos, se procedió en una primera fase a la instalación del andamio perimetral y a afianzar algunos paños interiores que estaban en  peor estado.

Estado del interior. De hecho, en el interior del edificio se encontraban los principales problemas y a la vez riesgos que han llevado al estado ruinoso del inmueble y de ahí, a su demolición. El estado del forjado del edificio, completamente de madera y muy antiguo, presentaba un pequeño pórtico interior metálico con dos vigas, pero la madera era la protagonista y la más afectada por el paso del tiempo.

En ello, ha sido crucial la falta de mantenimiento de la cubierta, lo que ha originado alguna gotera que ha mojado esta madera y a la vez ha propiciado la entrada de palomas, con la siempre compleja carcoma que llevan aparejada. No en vano, antes de empezar el derribo, retiraron casi un camión de «porquería» de palomas.

En este inmueble no vivía nadie desde hace aproximadamente dos décadas. La tienda de informática que se ubicaba en la planta baja fue su último inquilino y cerró hace aproximadamente 15 años.

Ya en el año  2006 el Ayuntamiento llamó a la propiedad porque habían aparecido grietas longitudinales en la fachada, a los que el mismo Rojo les puso testigos para verificar si había problemas. «Detectamos que las grietas eran consecuencia de la última reparación del edificio al meter aseos y cocinas, con bajantes de pvc rozando la fachada por el interior que debilitaron el muro, y se rajó».

El arquitecto asegura que entonces no revestía peligro pero ya se dieron instrucciones a la propiedad viendo las humedades para que cerraran bien las ventanas del edificio y que realizaran un mantenimiento de las cubiertas anualmente, tejas, revisar canalones... «Estos edificios se mantienen bien si el agua no entra», algo que aquí sí que ocurrió.

Entonces, la propiedad valoró incluso la posibilidad de rehabilitarlo, aunque finalmente no se llevó a cabo y terminó por empeorar más aún la mala situación de un edificio en una excelente ubicación pero, ya en ese momento, con unas malas condiciones técnicas.