«Más del 40% del fracaso escolar se debe a la dislexia»

M.G
-

La presidenta de la asociación Distolexia desmitifica la dislexia, un trastorno que afecta a un 10% de la población, y pide más formación para los docentes y más recursos a la administración para disponer de terapias de apoyo

Marili Puente, presidenta de Dixtolesia. - Foto: David Pérez

Hoy se celebra el Día de la Dislexia. No tengo muy claro si la conmemoración es a nivel internacional o mundial porque figura como ambas. ¿Qué mensaje se puede lanzar desde Distolexia?

Lo más correcto es decir Día de la Dislexia porque aún no está reconocido, pero solemos poner que es mundial porque se celebra en distintos puntos y se ha solicitado el reconocimiento a la ONU. En un día tan señalado hay que pedir que se nos tenga en cuenta en la sociedad y en las administraciones  públicas porque somos un 10% de la población y seguimos sin una buen detección y sin registros de personas con dislexia en Castilla-La Mancha cuando en algunas comunidades autónomas sí los hay. Hay que dejar claro que si no hay detección de este trastorno del aprendizaje no hay intervención.  

Siempre se escucha que la persona con dislexia baila las letras o lee mal, pero el trastorno va más allá. ¿Existe mucho desconocimiento todavía?

Se suele creer que las personas con dislexia bailan las letras y los números, pero eso te puede ocurrir o no y no es una característica de la dislexia. Se trata de un trastorno de dificultad del aprendizaje en la lectura y en la escritura porque los disléxicos no tenemos conciencia fonológica y no convertimos el fonema en grafema y viceversa porque no asociamos el sonido con la letra.

¿Que otras manifestaciones pueden acompañar a la dislexia?

Las personas con dislexia tenemos muchas dificultades para aprender series, los días de la semana, los meses del año o las tablas de multiplicar, pero no porque tengamos un problema de discalculia, más bien porque hay que memorizarlo  y la memoria a corto plazo la solemos tener afectada. Y con la escritura las dificultades vienen porque no sabemos dónde empieza y termina una palabra.

Imagino que el trastorno afecta bastante al aprendizaje de idiomas, ¿no?

Sí. Se dice que entre un 5 y un 10% de la población que habla castellano está afectada por la dislexia, pero es más fácil detectarlo porque se lee y se escribe de la misma forma y facilita el aprendizaje. Con otras lenguas, como el inglés o el francés, las dificultades se multiplican.

El porcentaje de personas con dislexia no pasa desapercibido, pero desde distintos colectivos se suele reivindicar más preparación del profesorado. ¿Están los profesores familiarizados y capacitados para enseñar a niños con este trastorno?

Queremos formación para los docentes porque si no la tienen no se puede hacer la detección de la dislexia en el aula, que es donde se debe hacer. Actualmente, hay suficientes instrumentos que indican el riesgo de padecer dislexia a partir de los cuatro años. Por tanto, no se debe esperar hasta los ocho años porque se puede intervenir desde edades más tempranas, ya que el cerebro tiene más plasticidad. Existen test para detectar la dislexia, pero en muchos casos no los hay en los colegios.

Además, también hay protocolos en otras comunidades autónomas de detección de la dislexia en el aula y una de nuestras reivindicaciones es que lo haya también en Castilla-La Mancha. Ocurre con frecuencia que hay profesores que no saben detectar el trastorno y asocian que el niño es vago o inmaduro.

La dislexia se puede llegar a confundir con otros trastornos, por ejemplo, con el déficit de atención?

Se confunde mucho con inmadurez, sobre todo. Un niño puede presentar riesgo de padecer dislexia en un futuro porque tiene dificultades de aprendizaje, con lo que se puede intervenir con él a partir de los cuatro años. Suele pasar que no se aprenden el abecedario, los días de la semana y no tienen conciencia fonológica, algo que se trabaja todos los días en Infantil. Por eso, hay que insistir en la formación del profesorado para que aprenda a reconocer los tipos de dislexia y así se evitará  pensar que un niño tiene retraso madurativo, por ejemplo.

¿Detrás de la dislexia hay mucho fracaso escolar?

Más del 40% del fracaso escolar en España es debido a la dislexia, según datos del Ministerio de Educación.  Los niños disléxicos fracasan y esto les crea grandes problemas de autoestima porque sus esfuerzos en los estudios son tremendos. Sufren ansiedad, estrés y terminan con problemas dermatológicos y otros.

El abordaje de la dislexia debe ser multidisciplinar, ¿no?

Exacto. Es muy importante el trabajo de profesores, logopedas y pedagogos. Y si la detección fuera temprana  y se realizaran las adaptaciones correctas en el ámbito educativo no debería intervenir el psicólogo.

Si se trabaja desde edades tempranas con niños disléxicos, ¿cuáles son las expectativas?

El trastorno es genético y naces y mueres con él, pero no es una enfermedad. Si se trabaja bien las dificultades van siendo menores. Yo soy disléxica y nunca he tenido una intervención adecuada porque nadie se enteró de que la tenía. Estudié mi carrera universitaria y generé mis propias estrategias y métodos para estudiar. Me vino muy bien montar un grupo de estudio en el que cada uno se preparaba un tema y lo decía en voz alta. Aun así, si hubieran trabajado conmigo desde los 4 años, tendría una lectura en alto más correcta.

¿Qué papel juega la sanidad en este trastorno?

Para otros trastornos se les pasa un test a los padres y con la dislexia se podría hacer lo mismo. En pediatría habría que intentar detectar la dislexia a través de marcadores. Y así, entre sanidad y educación se escaparían menos niños sin diagnóstico.

¿Y los neurólogos?

Los neuropediatras son los que suelen diagnosticar la dislexia cuando no lo hace el orientador del centro. Pero ahí tenemos un vacío importante las personas adultas que no han sido detectadas de manera temprana. En estos casos, no se sabe muy bien dónde mandar a las personas con sospechas de dislexia porque los neurólogos no lo están diagnosticando y al final hay que acudir a gabinetes privados para obtener el diagnóstico y hay que pagar. En este caso, nuestra asociación tiene un convenio con la Universidad de Castilla-La Mancha para realizar la detección de estudiantes con dislexia.

¿Cómo deben abordar los padres la dislexia? ¿Se puede caer en una sobrestimulación en los niños?

Se puede caer en el riesgo de un agotamiento en el niño. En la mayoría  de los casos los padres llegan a nuestra asociación estresados porque nadie les dice lo que les ocurre a sus hijos y ellos ven que estudian y trabajan muchísimo en casa y no hay tan buenos resultados. Se les suele quitar las actividades extraescolares y el día a día de los niños es estudiar y estudiar, pero están horas y horas y suspenden. A eso hay que sumarle que muchas veces el profesor no se cree el esfuerzo que realizan. Hay que tener en cuenta que un niño con dislexia tarda tres veces más que uno que no la tiene en hacer las tareas y, a veces, no las terminan. Desde la asociación siempre insistimos en que no se trata de estudiar mucho, sino de hacerlo poco y bien. No por estudiar mucho de la forma convencional va a sacar más nota, es mejor hacerlo de la forma correcta.

Las terapias de apoyo son importantes, pero caras. ¿Hay que exigir a la administración más recursos?

La nueva ley dice que para recibir la beca de apoyo dentro del aula se exige un 33% de incapacidad y la dislexia conlleva un 10% o un poco más , salvo que vaya acompañada de otros trastornos, y no hay apoyo. Se necesita el tratamiento fuera de las aulas porque no hay logopedas, con lo que hay que gastarse unos 200 euros mensuales, un gasto muy grande.