Canseco: relojes con historia

J.M.
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Un vecino de Camuñas da diariamente cuerda al reloj secular de la marca Antonio Canseco, el relojero que abasteció a más de 40 localidades de la provincia

La torre del reloj de Camuñas, levantada en 1911 para albergar la pieza de Antonio Canseco. - Foto: Ví­ctor Ballesteros

El Ayuntamiento de Camuñas presume públicamente de tres elementos patrimoniales: la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción, el molino ‘La unión’ y el reloj municipal. Juan Paniagua puede dibujar con los ojos cerrados la maquinaria del Canseco, que encabeza la silueta del municipio. Todos los camuñeros lo llaman así porque el taller madrileño de Antonio Canseco confeccionó este ingenio secular. Y Juan da cuerda al aparato diariamente. El prestigio de Antonio Canseco ha movido al Ayuntamiento de Los Yébenes a exhibir en el Centro Social desde finales de 2019 la maquinaria original del que dio servicio al pueblo; y Santa Olalla acaba de rescatar la suya para hacer lo mismo próximamente.

Probablemente, el Camuñas sea el único de los muchos ‘cansecos’ que aterrizaron en la provincia entre finales del siglo XIX y principios del XX que sigue funcionando a cuerda. Y Juan fue decisivo. En 1984, se incorporó como alguacil en su localidad natal y se propuso reavivar el reloj, que hacía años había dejado de funcionar. El Ayuntamiento asumió la reparación, efectuada por un relojero de Madridejos, y desde entonces, Paniagua da cuerda al Canseco. Y si falta por alguna razón, avisa al Consistorio para convocar a un suplente.

«Nací y me crié enfrente del reloj», subraya para justificar esta devoción por una maquinaria que sufragaron los vecinos de Camuñas en 1910. Desembolsaron 3.243 pesetas para la adquisición en la Relojería Central de Canseco. Iba a instalarse originalmente en el Ayuntamiento, pero se optó finalmente por construir ex profeso una torre que albergara el ingenio en la parte más alta del pueblo manchego. Así era visible por camuñeros de la parte más baja y por el resto.

Juan, quien ahora trabaja en una notaría, tiene un aliado fundamental para conservar la salud de este patrimonio. Se trata de Javier Castillo, un relojero afincado en Santa Cruz de la Zarza que ha realizado dos reparaciones: una en 1998 y otra en 2014. «Canseco es una referencia que marca la existencia de la vitalidad del pueblo», resume.

Según la relación de municipios del que Canseco presumía en el contrato firmado con el Ayuntamiento de Camuñas, el relojero afincado en Madrid había hecho piezas para buena parte de la provincia: Arcicóllar, Recas, El Toboso, Las Herencias, Valmojado, Miguel Esteban, Gamonal, Sevilleja de la Jara, Polán, Cobeja, San Pablo de los Montes, Alcaudete de la Jara, Las Ventas de Retamosa, Orgaz, Parrillas, Los Navalucillos, Cobisa, Noblejas, Borox, Oropesa, Domingo Pérez, Bargas, Lominchar, Escalona, Guadamur, Camarena, Villarrubia de Santiago, Quero, Cabañas de Yepes, Argés, La Puebla de Almoradiel, Los Navalmorales, Santa Olalla, Gálvez, Pelahustán, Velada, Méntrida, Magán, Ontígola, Navahermosa, Menasalbas, Noez, Numancia de la Sagra, Almendral de la Cañada y Camuñas.

«Al sonar el reloj la primera campanada de las ocho de la noche, se oyeron los acordes de la Marcha Real, tocada por la banda de música», dicen las crónicas de Navahermosa sobre la inauguración del Canseco en 1904. Un prestigio que sigue vivo.