Tomás Rufo, magia sin trucos y Puerta Grande en Las Ventas

Mario Gómez
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El de Pepino da otra gran tarde de toros en Las Ventas y consigue la ansiada Puerta Grande. Gran novillada en la que destacó el quinto capítulo, donde se unieron 'Hechizo' y la magia sin trucos de exponer las femorales de Tomás Rufo

Tomás Rufo a hombros en una rotunda Puerta Grande en Las Ventas - Foto: Joaquín Romera

Dicen que en verde es en color de los reyes y Tomás Rufo lo eligió para estrenar un precioso vestido en la Feria de Otoño. Tenía que ser.

Parece una locura venir a Madrid con media docena de festejos y jugarte tu carrera a cara o cruz, pero allá por julio, cuando pocos confiaban, los Jardines del Prado fueron testigos de aquel "Es mi momento" que ahora sabemos que lo que parecía tener de locura tiene toda la verdad del toreo asentado y femorales expuestas.

Bueno fue saludo capotero ante un público frío que no hizo cuentas de los navajazos que soltaba por el derecho. Fernando Plaza quitó por ceñidisimas gaoneras antes de que Rufo le replicase.

Comenzó con ayudados por alto sin enmendarse y a la segunda tanda al natural despertó Madrid. Madrid la que ruge y jalea, la del toreo bueno, la que siguió en la tónica del toreo de mano ultra baja y embestidas codiciosas, la que vio al de Pepino torear con desmayo y enroscarse en los finales de las tandas de trazo bajo y sentimiento hondo. Cerró con mucho gusto con doblones por bajo aguantando parones e imprimió muchísimo gusto en el último remate antes de tirarse con todo y pasear una aclamada oreja.

'Hechizo' era un toro guapo. Profesionales y aficionados habían quedado prendados de él y Rufo no quería que se le escapase la Puerta Grande que tenía entre abierta. Por eso sin a penas dejarlo salir se hizo presente para lancear a la verónica con más corazón que vistosidad. Cierto es que abrochó el saludo con una bella media, como enjundioso fue el galleo que con garbo instrumentó para dejarlo en el caballo de Manuel Sayago, que también se lució. En banderillas hicieron lo propio en la brega Sergio Blasco y con los palos Rafael González y Fernando Sánchez. Pronto y en la mano pensó el de Pepino, dos y a la derecha a torear y la plaza con él. Novillo alegre y toreo encajado. Toreo fresco y preñado de inspiración. De mano baja y embestidas eternas. Solo un desarme salpicó la intención de quedarse en el sitio, que no rompió en clima. Toreo vertical, de femoral y cargar la suerte. Trincherilla eterna y el de pecho. La justa medida antes de irse por la espada, que tras ayudados a media altura, tuvo el run-run de faena grande que precedieron a una estocada de ley. Petición clamorosa mientras iba a recoger su montera en manos de Florito, y Tomás miraba de reojo al palco que remolón concedió una y negó injustamente la otra. Vuelta al ruedo victoriosa y otra a petición del público antes de, al finalizar el festejo, encarar la puerta de Alcalá. Enhorabuena Tomás.

Las comparaciones son odiosas y flaco favor han hecho en concreto a Fernando Plaza. Tras una tarde buena en Madrid hubo quien quiso ver en el madrileño el espejismo del añorado y en stand by Talavante. Nada más lejos de la realidad. Ante un novillo que no fue un dechado de virtudes, y que brindó al público instrumentó una faena de tiralíneas y de escaso contenido. Estatutarios muy quietos en el comienzo y luego buscó despertar a un tendido que necesita el ruido del contenido para alertarse. Espada contraria y atravesada y descabello para obtener silencio.

Una voltereta en el recibo de capa y una faena a un animal parado y a menos en la que tuvo que tragar y exponer sin sentido cerró una tarde en la que Plaza alargó en exceso buscando el aplauso fácil a base de atropellar la razón con un arrimón para el que hay que tener muchos arrestos. Tremenda capacidad. La estocada hizo guardia.

Lo mejor de "El Rafi" llegó en el cuarto. Un manso huidizo, al que el francés intentó sujetar en los medios y entre tanto, dejo muletazos con gusto pero sin ajuste. Leves palmas a la disposición de agradar en muletazos con toque para citar y otro en el embroque para desviar la embestida hacia afuera. Hábil con el acero, mató de estocada caída recibiendo y tuvo un silencio que hizo justicia. En el que abrió la tarde se presentó en Madrid. Un muy buen novillo y de buena condición ante el cual siempre toreó hacia afuera y sin continuidad. Cuando trazó por bajo llegó lo más destacable por la condición del animal, pero sin llegar a trascender. Puede que le pesase abrir la tarde, cómo le pesa ser director de lidia, cosa que demuestra toreando de salón desentendiéndose del tercio de banderillas. No llegaban las 8 a su mitad cuando de nuevo un novillero, cruzaba el umbral de Las Ventas en hombros, hay presente, pero sobre todo hay futuro.