Chacón y Leal a hombros con los Mayaldes

Dominguín
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Corrida de toros en Bargas donde se lidió una seria corrida de toros del Conde de Mayalde, siendo premiado el quinto con la vuelta al ruedo. Octavio Chacón y Juan Leal cortaron dos orejas cada uno a tercero y quinto de la tarde

Chacón y Leal a hombros con los Mayaldes - Foto: Joaquin Romera Garcia

La mañana del lunes en Bargas había nervios en el ambiente. Caras conocidas por las calles del recorrido del encierro, sabedores que estaba por salir la corrida de toros que se iba a lidiar por la tarde. Los cabestros partieron de la plaza hasta los corrales de suelta y allí se bajó del camión la seria corrida que el Conde de Mayalde había embarcado. El cohete daba el aviso de la salida de los astados y el movimiento comenzó a ser más fluido, a la vez que los animales avanzaban como una exhalación camino de la plaza de toros. Estirada la manada de toros y bueyes dejó una imagen muy vistosa, con un toro destacado que se empotró con el vallado de entrada al coso, lo que le condicionó luego para la lidia.

Por la tarde se aproximaba la hora del festejo y al son de la banda de música desde la plaza del Ayuntamiento, llegaron al coso precedidos por el alguacilillo escoltando a las reinas de las fiestas. Una marea de aficionados se acercó a la plaza que colmaron en cerca de dos tercios, para ver un cartel que última hora sufrió una variación al causar baja Galván y ser sustituido por el francés Juan Leal. Minutos antes del paseíllo, se descubrió en el patio de cuadrillas una placa homenaje a ‘Joyero’, toro del Conde Mayalde indultado el año pasado en Bargas.

Chacón y Leal a hombros con los MayaldesChacón y Leal a hombros con los Mayaldes - Foto: Joaquin RomeraRompieron el paseíllo los espadas al son de la música en una tarde encapotada, sin aire y con temperatura agradable. Había expectación por ver los toros anunciados en los carteles y no desmerecieron, pues varios de ellos, con justicia, fueron aplaudidos al salir de chiqueros por su presentación y seriedad, muy por encima de lo que es un coso de tercera categoría.

Tuvo mala suerte Eugenio de Mora, pues sorteó al colorado que se lastimó en el encierro, le dejó un ligero giro de cuello que le condicionó sus embestidas. Tampoco ando sobrado de fuerzas el burel, aunque su condición para embestir era extraordinaria. Eugenio estuvo cuidándole y llevándole a media altura dejando pasajes sueltos de gusto. Fallo con los aceros siendo silenciada su labor.

Al cuarto lo recibió por verónicas, sacándoselo al centro donde lo remató con una garbosa revolera. Brindó al respetable el toro, teniendo que domar la incierta embestida del de Mayalde que descomponía su viaje en la primera parte del trasteo. Pero el temple prodigioso del moracho, fue afianzando al burel que empezó a tomar con franqueza el trapo rojo por bajo una y otra vez. Las tandas con la diestra tuvieron un nivel alto y una serie de naturales bajando la mano que encantaron al público. Consiguió despachar a la segunda a su enemigo y le fue concedida una oreja del astado.

Chacón y Leal a hombros con los MayaldesChacón y Leal a hombros con los MayaldesOctavio Chacón, sorteó el más pequeño y el más serio del festejo. Se echó el menos por delante, que saco temperamento de salida al que toreo con un recibo entre verónicas y chicuelinas. Algo rebrincado llegó el toro a la muleta y Chacón tuvo que tirar de oficio para fijar la embestida al son de sus movimientos. Las tandas se sucedieron entre la diestra y la zurza, olvidándose con esta última del cuerpo y toreando relajado y con la mano baja. Pinchó al primer intento, privándole del trofeo que tenía acariciando con la mano, dejando en un saludo desde el tercio el reconocimiento a esta faena.

El quinto levantó la mayor ovación de salida, un animal bajo, rematado, con trapío, pero muy serio. Tuvo un comportamiento cambiante, pues se le vino al torero al cuerpo en varias ocasiones, hasta que un banderillero logró fijar sus embestidas en la seda rosa de su capote. Tercio de varas incierto, picando en demasía al toro, quizás por lo que pudiera desarrollar en el último tercio. Pero cuando todo hacía esperar un trasteo corto y abreviado, Chacón sintió en primera persona como el toro fue cogiendo con franqueza su muleta. Fue una faena emocionante, seria, con mucha trasmisión, donde cada vez que pasaba toro por la faja del torero, se encogía los corazones de los asistentes. Pero al final hubo una conexión entre torero y público, que vibró con los poderosos muletazos por bajo, a un animal que embestía queriéndose comer la pañosa con el hocico. Una estocada certera hizo caer al animal en la arena asomando una terna de pañuelos por la baranda presidencial, dos blancos y uno azul. El paseo al toro por el ruedo fue como un ritual, al paso, rindiendo los del tendido honores a un animal bravo y fiero que ha vuelto a dejar la nota de la ganadería en Bargas en una posición importante.

Cerraba el cartel el sustituto Juan Leal, quien ya de salida quiso dejar su tarjeta de visita con verónicas sin mover las zapatillas de la arena. Tras la suerte de varas, se colocó en el centro del ruedo, con el capote a la espalda, llamando al imponente toro hacia su figura, entonces cambió a la última hora el recorrido al animal en gaoneras de infarto. La misma temperatura se mantuvo en el comienzo del último tercio, de rodillas en los medios y dejándose llegar al galope al bravo de Mayalde. Toreó por circulares genuflexo, para luego incorporado aprovechar la potente embestida del toro que sólo quería seguir el engaño por bajo. Los derechazos no tenían fin, y la entrega de Leal fue tal que se emborrachó de toreo del caro. Por naturales la misma línea, o aún mejor toreando con los flecos de la muleta con suavidad y dulzura. Acabó la faena como la empezó, de rodillas, subiendo la temperatura en los tendidos de manera gradual. No encontró hueco el acero al primer intento, logrando una espectacular estocada volcándose en el morrillo a la segunda. Afloraron los pañuelos y las dos orejas fueron el premio justo de esta faena.

El que cerró plaza, de gran trapío como los hermanos, fue recibido con lances de mano baja, atemperando sus embestidas de salida. Clavado en la arena, llamo al toro y al venirse hacia Leal, le cambió el viaje por la espalda sin inmutarse, lo que repitió en varias ocasiones más llevando a su terreno al respetable otra vez. El toreo fundamental fue serio y comprometido, de nivel y altura, mejor con la diestra, dejando en Bargas un buen sabor de boca a pesar de marrar con los aceros en el que dio por finalizada la tarde.

Al final Salieron a hombros Octavio Chacón y Juan Leal con la noche ya echada en Bargas entre vítores y aclamaciones de los que les esperaban en la calle tras su glorioso triunfo.