Tolón: «Si no hay restos, el cuartel se puede hacer»

C.M.
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La alcaldesa evitó mostrarse tan rotunda como, en octubre, se expresó el edil de Urbanismo sobre un proyecto que, «si no hay restos que lo impidan, perfectamente se puede hacer»

La alcaldesa camino por la «senda de las moreras» acompañada por la vicerrectora de la UCLM (izq.) y por la presidenta de la Real Fundación de Toledo. - Foto: Yolanda Lancha

La apertura de la senda peatonal que, en principio, estaba llamada a unir los barrios de Santa Teresa y el Poblado Obrero con el río, pero se ha quedado en la conexión de Mas del Rivero con el Tajo fue un entorno perfecto en el que preguntar, a la alcaldesa, por el futuro cuartel de la Guardia Civil. Allí, frente a los terrenos elegidos para levantar un edificio que tal y como confirmó el edil de Urbanismo -el pasado octubre- se puede ejecutar «porque se puede hacer por la modificación 28, porque allí lo quería la Guardia Civil, y porque allí lo querían los vecinos», Milagros Tolón no fue tan rotunda como José Pablo Sabrido.

No lo fue porque, una vez aseveró que «no se van a construir 1.000 viviendas aquí, se lo digo yo que soy la alcaldesa por lo menos en estos cuatro años», cambió de tercio la regidora al apuntar que «otra cosa es el cuartel de la Guardia Civil». Sobre ello anunció que «se está viendo si es compatible y si se puede hacer, si no hay restos que lo impidan» en esa porción de tierra en la que, explicó, «ahora mismo hay un parking, era la parcela en la que iba a ir el Corte Inglés».

Esto es, Milagros Tolón concluyó que «si no hay restos que lo impidan, perfectamente se puede hacer»; eso sí, «siempre respetando el paisaje y si las leyes nos lo permiten». No desaprovechó la ocasión para promocionar «un cuartel que la  ciudad necesita y que lo demandan los ciudadanos»  para un «barrio de Palomajeros que deberá reactivarse de alguna forma» tras el traslado del Hospital, siendo «esta una de las formas».

Y puesto que esta ‘nueva’ postura con respecto al proyecto pensado para la Benemérita es más moderada que la mantenida hasta el momento, la alcaldesa recordó que la gestión de esta parcela deberá quedar plasmada en el Plan Especial de Vega Baja que, confirmó, «está redactando Joan Busquets y su equipo». Un documento, puntualizó, en el que «también será todo consensuado» tal y como ha sido, según ella, en la «senda de las moreras». Actuación, insistió, que «ha sido un ejemplo de consenso, de diálogo, de estudio y de protección del paisaje, de los restos arqueológicos y de dar vida a la ciudad en este espacio».

El ‘capote’ de Juan Mera. El director de la Escuela de Arquitectura recogió el guante tirado por la alcaldesa con respecto a la construcción del cuartel apuntando que  se puede construir «si es bajito y no estropea el paisaje». Dicho esto, Juan Mera instó a «no tener miedo a la arquitectura buena» frente a «la arquitectura que muchas veces es mala porque los concursos son tramposos y porque la gente se empeña en construir de más». Ante ello, proclamó el valor de «construir lo justo, con las alturas justas y contando con buenos asesores con respecto al paisaje».

En este sentido, y haciendo gala de su libertad, el arquitecto  huyó del «abandono de esto, del territorio, por temor a que se vayan a construir 1.000 viviendas» porque «no se van a construir mil viviendas» en un lugar que, en su opinión, «tiene que ser el pulmón de Toledo» ya que «es esencial para entender el paisaje de la ciudad». Y puesto que «la muralla de Toledo tiene que ver con la muralla de la Universidad» invitó a los ciudadanos y a los presentes, a «entender que la ciudad aquí termina mal, y hay que rematarla». Y de nuevo, en este punto, reivindicó «la importancia de la arquitectura» y la necesidad de «distinguir entre la buena y la mala arquitectura» porque «hay que luchar contra la mala arquitectura, no contra la buena».

Con esa recomendación finalizó Juan Mera su intervención en el acto de presentación de una senda peatonal adjudicada a Entorno Obras y Servicios S.L. por un presupuesto de 350.000 euros y un plazo de ejecución de seis meses. Un proyecto, dicho sea de paso, redactado por el arquitecto municipal Ignacio Álvarez Ahedo, junto a los arquitectos José Ramón González de la Cal, Josefa Blanco Paz, Javier Bernalte Patón y María Dolores Sánchez Moya.