Un 'Ibán' pone color en una tarde en blanco y negro

Dominguín
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Llenazo en 'La Sagra' para ver la espectacular novillada de Monteviejo. Un buen novillo de Baltasar Ibán lidiado como sobrero, puso en bandeja el triunfo a un Montero que no supo aprovecharlo. Vuelta al ruedo 'El Chorlo', en una tarde de emociociones

Santanero brilló en bravura en Villaseca de la Sagra. - Foto: Dominguín

Las propias capas de los novillos de Monteviejo, pueden definir lo que iba siendo el festejo. Un encierro en tipo, con sus fenotipos marcados, rematados, astifinos y con trapío. Un mar diferente de utreros que Victorino Martín embarcó a Villaseca de la Sagra con la fe puesta en su triunfo. Ya lo dice el ganadero de este encaste, que no es nada fácil, que lo que haya que hacerse se haga rápido, que las faenas deben ser medidas y punto. Lo malo es que algunos no tuvieron ni eso, ni faenas cortas, otros sin embargo se dejaron torear por momentos, eso sí, siempre con firmeza y con el retrovisor puesto, para reaccionar rápido cuando se quedaban en las mismas zapatillas.

El reclamo de los novillos llenó el coso de aficionados venidos de todo el país, incluso de la vecina Francia, alguno sin conocer la personalidad de la plaza, queriendo imponer formas, palmas, voces y comentarios, que los locales no lo tienen como seña de identidad del coso. Todo el respeto por los aficionados, pero por todos, ya que para ver una novillada y manifestar el desacuerdo, no hay que molestar a quien esta plácidamente contemplándola desde su tendido. En la taquilla se colgó el cartel de ‘No hay billetes’ y dentro del aforo permitido del setenta y cinco por ciento, el coso tenía una vista magnifica.

La tarde en blanco y negro de capas, contagió a su resultado artístico. Un festejo que dentro de la emoción y riesgo que tiene ver a tres valientes con estos astados, no remontaba en cuanto a éxito. Cuando el presidente asomo el pañuelo verde por el balcón, en los chiqueros fueros quitando los cerrojos que iban a permitir dar la salida a ‘Santanero’, un utrero de Baltasar Ibán, que en veinte días sería toro.

Momento de apuro del picador y del caballo con el cuarto novillo.Momento de apuro del picador y del caballo con el cuarto novillo. - Foto: Dominguín‘Santanero’ oyó la segunda jota, pues la primera se tocó cuando salió el sexto titular al que Montero recibió con su capote de paseo a porta gayola. Esta vez se fue al mismo sitio a recibirle, con el capote de brega, de rodillas, ante un silencio sepulcral, donde se sintió el respirar del animal y sus pasos desde el toril al ruedo. Arrollo a José Otero con la capa sin consecuencias, y se puso al caballo. Ahí empezó el color de la tarde. El animal fue con brío al caballo, llevándoselo de punta a punta de la plaza a fuerza de su embestida. La segunda vez no fue castigado, pero volvió a emplearse de nuevo. La gente murmuraba lo que podía ser la faena. Montero quiso empezar de rodillas para dominar la brava embestida del burel que quería firmeza y poder, ligazón y temple, cosa que cuando deben conjugarse, uno debe ser muy buen torero. Ya dice el dicho que un buen toro, puede descubrir cómo es un torero. Pues eso, Montero necesita otro toro distinto a ‘Santanero’, ya que con este no pudo sacarle todo lo que le ofrecía, un triunfo mayúsculo. Tuvo la suerte de su lado, consiguiendo que le tocase lidiarlo, pero vaya suerte, pues lo mismo con el titular hubiese sido el Montero autentico que se fraguó en mil y una batalla. El color desprendido por el astado de Cristina Moratiel, quiso enmendar el bicolor de los Monteviejo, el animal lo consiguió, el aficionado lo vio y el torero lo desaprovechó.

En el tercero destacaron sobre todo los pares de José Otero, que se lo está poniendo muy fácil al jurado de Villaseca, para que sea quien vuelva en la Jornadas Taurinas a recoger los trofeos. Cinco de cinco, además con ambiente. Pues es verle aparecer por la tronera del burladero con los palos, y el coso rompe entre aplausos y ánimos al enjuto peón. Ayer lo bordó, se lo dejo llegar, no sin antes girarse sobre sí mismo y caracolear de manera previa al embroque antológico. Entonces el pueblo enloqueció, ese pueblo que dice que ‘Sin toros no hay fiestas, sin fiestas no hay pueblo’, y en un clamor al unísono se pidió música para Otero. El director de la banda Alberto Toledo, solicitó de manera diligente permiso al palco que accedió a que sonase. Entonces comenzaron los acordes de ‘Fiesta en la caleta’. Con ese ambiente el peón se volvió a lucir y la plaza enloqueció en pie, tributándole la ovación más sonora del festejo.

Ya con la muleta en la mano Montero no quiso exponer y trazó muletazos hacia afuera, sin ver que el animal, con sus teclas, le ofrecía embestidas francas y potables. Consiguió en la mitad de la faena dejar un atisbo de acople, pero fue un espejismo de lo que pudo hacer le chiclanero con el Monteviejo. No acertó en su sitio con los aceros, siendo ovacionado al arrastrarse el animal.

'El Chorlo' estuvo con oficio todo el festejo.'El Chorlo' estuvo con oficio todo el festejo. - Foto: Dominguín‘El Chorlo’ vino a Villaseca, firme y concienciado de a lo que se enfrentaba. Dio la cara con la capa al primero, saliendo tremendamente arrollado. Desarrollo sentido el novillo con la muleta, pero el novillero quiso brindar a los asistentes. Toda la faena estuvo entre el uy y el ay, pese a ello logró sacarle algún muletazo suelto. Estuvo listo y ligero el espada, con ofició pasa esquivar en varias ocasiones los pitonazos que le ofrecía el de Monteviejo. Saludó una ovación del respetable tras acabar con el animal.

Algo más fácil se lo puso su segundo astado que por lo menos le permitió ligar muletazos de la sosa embestida del animal. Pasaba sin más y el esfuerzo del novillero extremeño le sirvió para dar una vuelta tras estar hábil para matarlo.

 Desde Francia llegó Carlos Olsina, que no tuvo su tarde, estando muy precavido. En su primero, segundo de la novillada tuvo que aguantar a un utrero que no pasaba y que reponía de manera veloz, sabiendo el bulto que se dejaba detrás. Tras acabar con él, el publico no se manifestó.

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Lance de Olsina en el quinto de la tarde.
Lance de Olsina en el quinto de la tarde. - Foto: Dominguín
Los tres espadas saludaron tras el paseíllo como todas las tardes.
Los tres espadas saludaron tras el paseíllo como todas las tardes. - Foto: Dominguín
Otero volvió a destacar con los palos.
Otero volvió a destacar con los palos. - Foto: Dominguín

El quinto del festejo recibió una gran ovación de salida, protestando luego algunos su escasez de fuerzas tras haberse dañado en el encuentro con el equino. La faena no remontó, pases sueltos, trazos de querer agradar, pero no encontró ligazón ni entrega. Con la espada no estuvo ligero y los tendidos silenciaron su labor.

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