'Ni con tres vidas que tuviera', el viernes en Matadero Lab

I.G.Villota
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La obra teatral escrita por el albaceteño José Pascual Abellán pone en escena una adaptación de la entrevista que Jordi Évole hizo al etarra Iñaki Rekarte. Lucía Esteso interpreta a una víctima, la hija de un matrimonio asesinado en los 90

'Ni con tres vidas que tuviera', el viernes en Matadero Lab

Lucía Esteso nació en Mota del Cuervo (Cuenca) y hace gala de ser manchega. Desembarca este viernes (21,00 horas) en Toledo para subirse a las tablas del Matadero Lab e interpretar a una víctima del terrorismo, la hija de un matrimonio asesinado en Santander en los años 90. Lo hace en ‘Ni con tres vidas que tuviera’, la obra teatral escrita por el albaceteño José Pascual Abellán, que pone en escena una adaptación de la entrevista que Jordi Évole hizo al etarra Iñaki Rekarte en el programa ‘Salvados’ en 2015. Junto a Esteso estarán Jorge Cabrera, en el papel del exterrorista, y Nacho Hevia, quien interpreta al periodista entrevistador. Una historia real, estrenada en 2017 en Madrid, y de hondo calado, que no dejará indiferentes a los espectadores.

¿Qué vamos a ver este viernes en Matadero Lab?

La obra está basada en hechos reales. El dramaturgo se quedó impactado cuando en 2015 vio la entrevista a Iñaki Rekarte y decidió escribir una obra teatral sobre ello. Quería a los tres personajes, el periodista, el exterrorista y la víctima, en este caso la hija de un matrimonio que este hombre asesinó. Lo que vamos a ver sobre escena es una historia que habla, sobre todo, de perdón.

Se trata de un conflicto que no está muy lejano en nuestro tiempo. El dramaturgo ha escrito la obra de tal manera que no hay referencia geográfica, no menciona el nombre de la banda terrorista, de tal manera que lo que ocurre en esta obra se puede dar en cualquier rincón del mundo.

Empezaste asumiendo el papel de periodista y ahora interpretas a la hija de un matrimonio asesinado.  Supongo que no será fácil hacer la obra y quizá tampoco sea fácil verla.

El público normalmente se va del teatro dando muchas vueltas y haciéndose muchas preguntas y eso es lo que más interesante nos parece. El texto y los actores removemos al público.

El papel del periodista me parece el más difícil de los tres porque ser neutro, no opinar y estar una hora y media sentado y escuchando a un exterrorista es un trabajo delicado y fino para un actor.

Cuando empecé a ensayar el papel de la víctima no dormía por las noches porque bajas a los infiernos al saber que es una historia real, que esa persona existe y el compromiso es muy alto con este papel.

No ha pasado ni siquiera un año de la disolución definitiva de ETA y es un tema sensible. No resulta sencillo hablar sobre ello porque hay muchas heridas abiertas. ¿Lo notáis en el teatro?

Se sigue teniendo mucho respeto al tema. Irene Villa vino al estreno de la segunda temporada de la obra en el Teatro Imtemperie, en Madrid. Ella es una víctima de un atentado terrorista y me pareció maravilloso que viniese porque esto es teatro social. Sería muy importante que en los institutos se conociera, que no nos olvidemos de esta historia. Entiendo que haya gente a la que le de miedo o respeto este tema pero yo invito a ver la obra sin prejuicios. El dramaturgo pone en escena a los tres vértices de la historia.

Nosotros hemos contactado con la Asociación de Víctimas de Terrorismo (AVT) y es cierto que hemos notado el rechazo. Nos sorprende que no se hayan interesado porque esta obra es un homenaje a las víctimas.

¿Por qué hay que ver ‘Ni con tres vidas que tuviera’?

Es una obra cercana, el espectador acaba formando parte de ella, y además es un puente al entendimiento y a intentar dar respuestas, en este caso a por qué mata un hombre, y darnos cuenta que a veces ni siquiera las hay. Es una manera de poner sobre las tablas dos de los sentimientos más importantes de la vida como son el amor y el dolor.

Me gusta cuando el público sale enfadado y cuando dice que no perdonaría... eso significa que algo se está moviendo. Esta obra habla de un conflicto pero va más allá de eso porque habla de humanidad y de ponerte en la piel de otros. Es la búsqueda de respuestas, que quizá nunca vas a encontrar pero que necesitas para salir adelante.

¿Cómo te ha cambiado este papel?

Muchísimo. Me ha puesto entre la espada y la pared en muchas ocasiones y me ha ayudado a valorar aún más lo que tengo.

He leído críticas en las que hablan de que tu interpretación es estremecedora.

La víctima es una mujer muy fuerte y muy frágil. Han pasado años desde que asesinan a sus padres y como es lógico se ha construido sin ir por la calle diciendo ‘Hola, soy una víctima del terrorismo’. Es un personaje que huye de dar lástima y pena. Sigue adelante, continúa con su vida, pero tiene un corazón roto y ese corazón está unido con el de la persona que más daño le ha causado. Están unidos por una misma historia trágica.

Yo termino la obra y pienso que quiero ir a buscar a esta mujer, que vive en Santander, porque durante una hora y media que interpreto al personaje puedo llegar a entender lo que siente. Hay días que sales con dolor de cabeza y solo quieres irte a casa. Pero siempre me pasa que me doy cuenta de que esa mujer es real, y quiero ir a buscarla y darle un abrazo.