Los Magos de Oriente en el Belén de la Fábrica de Armas

María López Pérez
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El Museo del Ejército da la bienvenida al nuevo año recuperando el Belén de la Fábrica de Armas, un conjunto dónde los Magos de Oriente hechizan con su mágica historia, una leyenda legada generación tras generación

Los Reyes Magos y sus pajes tienen un acabado artesanal y están pintados a mano. - Foto: Museo del Ejército

En el Evangelio de San Mateo (Mateo. 2-12), se cuenta que 'unos sabios' llegaron a Jerusalén desde Oriente para conocer al rey de los judíos: (…) «Llegaron por entonces a Jerusalén unos sabios de Oriente que se dedicaban al estudio de las estrellas, y preguntaron: ¿Dónde está el rey de los judíos que ha nacido? Porque vimos su estrella en el Oriente y hemos venido a adorarle (…) entraron en la casa y vieron al niño con María, su madre. Y arrodillándose, lo adoraron. Abrieron sus cofres y le ofrecieron oro, incienso y mirra». No se menciona en este primer texto el número ni el nombre de los sabios, pero sí sus obsequios al recién nacido. Será a lo largo del medievo cuando se irá configurando su relato, bautizando a los sabios-magos como reyes, con los nombres de Melchor, Gaspar y Baltasar; tres en número, por ser tres las ofrendas que menciona el Evangelio (oro, incienso y mirra), un número emblemático que refleja el simbolismo trinitario y recuerda las tres partes del Mundo en el conocimiento de la Edad  Media (Europa, Asia y África). Su leyenda se expandió rápidamente por toda Europa y a su carácter de 'magos, hombres vinculados al conocimiento de la astrología y sus misterios, se sumó el reconocimiento de 'reyes'. Reyes y Magos serán pues los adjetivos que definen el carácter de quienes año tras año, generación tras generación, se han convertido en los peregrinos por antonomasia de nuestra cultura tradicional, aquellos que vienen de lejos con sus ofrendas, especialmente para los más pequeños, como hicieron, según cuenta el Evangelio, con el Niño de Jerusalén.

Desde las primeras representaciones hasta las complejas teatralizaciones de hoy en día, el Belén ha ido evolucionando y adaptándose a los diferentes momentos y lugares, mostrando libres narraciones y manteniendo intacto un personal sentimiento de fantasía. Si trazamos una línea en el tiempo veremos las distintas vidas que ha tenido el Belén que hoy podemos visitar en el Museo del Ejército; un conjunto escultórico adquirido por la Fábrica de Armas de Toledo a mediados del siglo XX y presentado en anteriores ocasiones en la propia Fábrica, en el Museo de Santa Cruz o el Palacio de Fuensalida.

Coincidiendo con las fechas navideñas el Museo del Ejército desea recuperar este grupo para la ciudad, a través de una selección de piezas que muestran la maestría en la producción artesanal de la escuela gerundense de Olot, fundada a finales del siglo XIX y cuyos talleres se especializaron en la factura de figuras tradicionales de Belén en serie, de estilo correcto, modelado suave y dulce policromía. Las imágenes en las que hoy nos detenemos son ejemplo claro de esta factura, de acabado artesanal y pintadas a mano, con una paleta sencilla pero luminosa que les aporta un llamativo protagonismo frente a la honradez compositiva del resto del conjunto. Los tres Reyes, todos ellos con corona marcando su estatus, van acompañados de sus tres pajes, quienes portan las ofrendas para el Niño; su iconografía nos adelanta la siguiente escena, la Epifanía o Adoración.

El conjunto del Belén cuenta una historia y, por tanto, debe narrar a través de la imagen, mostrando  diferentes escenas incluidas en un todo. La lectura debe a su vez ser comprensible y cercana, de ahí la presencia de personajes reconocibles, como artesanos, lavanderas, danzantes y gentes del pueblo que conviven con figuras icónicas, como los tres Magos, imprescindibles viajeros de un mundo lejano. La leyenda de los 'Magos de Oriente', cargada de encanto y fascinación, se escenificará tanto en el contexto culto y refinado de conjuntos de selecto acabado, como en ambientes populares, apostando estos últimos por modelos adaptados al gusto tradicional y alejados de la sofisticación de ejemplos como el conocido belén napolitano.  Esta selección de piezas muestra el sello propio de la producción belenista de Olot: la cercanía y naturalidad del grupo, reflejando un acontecimiento sobriamente relatado en el texto evangélico, una historia transformada en leyenda que sigue hechizando y es, al tiempo,  ejemplo de la doble lectura del rico patrimonio que custodiamos en el Museo, entendido como objeto de conservación y estudio, pero también de disfrute de la sociedad y muestra de sus tradiciones, folclore e identidad.