Horas de dolor e incertidumbre

J. M. / Olías del Rey
-

Los chabolistas abandonan 'El Cavero' con resignación después de casi tres décadas asentados • «Nos han quitado todo», lamentaban

Nadie nos ha echado una mano. Ha sido una injuria», decía Cesáreo, uno de los habitantes de ‘El Cavero’ mientras abandonaba un asentamiento que ha sido la casa para decenas de personas durante casi tres décadas. Abandonaba el lugar con el furgón cargado de pertenencias, una imagen que se repitió durante la mañana en un desfile de vehículos abarrotados que evidenciaban la tristeza del desalojo. «No nos merecemos esto», comentaba a continuación al grupo numeroso de periodistas apostados cerca del campamento.

«Llevamos aquí toda la vida y nos han quitado todo», decía entre lágrimas un cabeza de familia mientras transportaba también en el camión todas sus pertenencias. Fue de los últimos en abandonar ayer el asentamiento de ‘El Cavero’. Y agregó sobre la administración: «Han hecho una perrería con nosotros».

Se trata de dos testimonios del dolor de los chabolistas, vendedores ambulantes, por quedarse a la intemperie, sólo anclados al cable del Ayuntamiento de Olías del Rey. Así, José Pardo, uno de los representantes del colectivo, transmitía a los periodistas que la ayuda económica servirá para poco. «Nos van a poner en la acampada dos o tres días, y después, ¿qué? Con tres muchachos, dónde me voy», reflexionaba este joven, quien explicaba que no podrán encontrar una vivienda en alquiler. «No me la alquilan porque no tengo contrato. Y aparte, soy gitano, y no se fían. Es la realidad que hay», señalaba al respecto.

Un grupo escaso de familiares, así como vecinos de la urbanización de alrededor, observaban el final de ‘El Cavero’ y la entrada de las máquinas que derribaban un edificio a medio caer desde hace mucho tiempo. Pero minutos antes, José Pardo, uno de los últimos en abandonar ‘El Cavero’, seguía relatando sus preocupaciones: «Los tengo escolarizados desde los tres años y no han perdido un día, Pero no pueden ir al colegio porque cómo los cambio de ropa si no los puedo lavar. Es una pena terminar así después de 26 años», comentaba.

Muchos chabolistas tenían claro entonces que no querían marcharse al campamento habilitado por el Ayuntamiento de Olías del Rey. Y se lo dijeron claramente al alcalde, a no ser que hubiera un cambio de condiciones. Al final, llegaron unas mejoras en este «refugio» y se avinieron a pasar la noche en el terreno municipal, a unos tres kilómetros del casco urbano.

«Si no maduramos en los temas sociales, vamos a hacer poco. El día está nublado, el día es triste», concluía el abogado de las familias, Ángel Benito.