La escudería Ferrari presentó ayer el ‘SF90’, su monoplaza para el Mundial 2019 con el que pretende recuperar el trono de la Fórmula Uno. Un coche que en su denominación hace referencia a los 90 años de la ‘Scuderia’, que buscará esta temporada romper una sequía de más de una década, cuando Kimi Raikkonen (2007) se hizo con el título al volante de un bólido de la escuadra italiana. A las urgencias del ‘Cavallino Rampante’ se unen también las de su piloto estrella: el 2019 será un ahora o nunca para Sebastian Vettel, en su quinto año vestido de rojo. Es el mismo tiempo que tardó Michael Schumacher en conseguir su primera corona con Ferrari.

El nuevo monoplaza destaca por su color rojo opaco, una novedad con respecto al rojo brillante visto en los años pasados. «La tonalidad opaca creo que es espléndida. Empezamos ya el desarrollo en 2018 y una evolución de los monoplazas precedentes», señaló Mattia Binotto, nuevo director del equipo, que sustituyó el pasado 7 de enero a Maurizio Arrivabene. «Tratamos de llevar todo al límite, de ser innovadores», prosiguió el directivo italiano.

Además del color hay una notable diferencia en la parte posterior del chasis del monoplaza, mucho más estrecho con respecto al que se vio en 2018.  En el aspecto técnico, llama la atención un alerón delantero menos agresivo a la hora de liberar las ruedas, pero con áreas muy trabajadas bajo el morro. La aerodinámica alrededor de los pontones, no obstante, es la más futurista y agresiva de las empleadas en 2019, al nivel de la complejidad de Mercedes.

Vettel competirá este año junto a  Charles Leclerc, que sustituyó a Kimi Raikkonen, que pasó a Alfa Romeo Sauber, y que se convirtió en el piloto más joven al mando de un monoplaza de Ferrari desde 1961, por detrás del mexicano Ricardo Rodríguez.

Ambos competidores estrenarán el nuevo coche el próximo lunes en las pruebas de Barcelona, con el objetivo de afinar el bólido de cara a una temporada en la que pretenden recuperar el trono en el ‘Gran Circo’.