La compleja realidad comunicativa propicia el nacimiento de nuevas líneas de investigación de la ciberseguridad, asunto que requiere un análisis poliédrico que atañe a diversas ramas de conocimiento. Por ello, y siguiendo la dinámica de reunir -y no encasillar- a estudiantes de distintas ramas formativas, Juan Luis Manfredi e Isaac Martín regresaron, a instancias del Centro de Estudios Europeos ‘Luis Ortega álvarez’, a Lorenzana para implicar en este debate a estudiantes de Periodismo, Derecho y Estudios Internacionales.

No en vano, tal y como reza la introducción de la jornada de ‘Ciberseguridad 2019: La seguridad y los ciclos electorales’, la globalización  ha  modificado  el  concepto  de  poder  en  las  relaciones  internacionales con la aparición de nuevos agentes internacionales y nuevas fuentes de legitimidad que se enfrentan al monopolio del Estado en materia de política exterior. De hecho, ahora los riesgos no entienden de fronteras, razón de peso para que la ciberseguridad se posiciones en una de las primera líneas de atención de este tiempo.

En este contexto, y puesto que desde 2014 en el Centro de Estudios se vienen identificado tendencias y líneas de trabajo «en la convergencia entre seguridad, actividades digitales, periodismo y derecho, tanto a escala española como europea», el profesor de Periodismo de la Universidad de Castilla-La Mancha radiografió una actualidad -política y social- que, sin duda, se ve influida por lo publicado «en los últimos meses sobre si hay o no injerencia por parte de actores extranjeros en los procesos electorales, si se puede o no crear un candidato de la nada, o si se pueden proteger nuestros datos y nuestra privacidad».

En torno a estos temas «que ya están recogidos en la agenda internacional del año que entra», Juan Luis Manfredi apreció la importancia de identificar «el impacto de la ciberseguridad en los procesos electorales» para tratar de «conocer las consecuencias directas en el comportamiento electoral, los partidos políticos y otros actores» de las sociedades abiertas.

Sobre la posible injerencia en el panorama nacional, el especialista aseguró que aunque «no tenemos constancia», sí se «sospecha de ciertos movimientos extraños», ante lo que «como tarea habitual se realiza una monitorización de esos cambios relacionados con la creación de cuentas en redes sociales, o la aparición de blog o financiación de grupos contrarios a los intereses del país».

Y puesto que, a su juicio, por mucho que se inicien los mecanismos establecidos para monitorizar y prevenir «siempre habrá nuevas grietas», se fijó en «la privacidad y la intimidad de los candidatos» porque «cada vez es más improbable tener canales seguros de comunicación» y eso «abre nuevas grietas a injerencias, chantajes o procedimientos poco bonitos».

En este punto, Manfredi aseguró que «da igual lo que hagas porque siempre habrá riesgos» porque «el problema de la ciberseguridad tiene que ver con el elevado coste emocional», lo que supone «estar pendiente de que todas las puertas estén cerradas, de que no te hayas dejado nada abierto o de lograr canales seguros». Así, y atendiendo a la «enorme carga» soportada «por representantes políticos y miembros de los cuerpos de seguridad del Estado, el codirector del seminario tachó de «muy peligrosas las injerencias» relacionadas con los «procesos electorales que representan al corazón del sistema electoral» por el que «elegimos a nuestros representantes».

La TV, «eje de las campañas». Sobre la posibilidad -confrmada- de crear un candidato de la nada, el profesor de la UCLM consideró que se consigue «dándole exposición en los medios y sobreexponiendo sus capacidades», claves ejemplares en torno a dos líderes -Pablo Iglesias en 2014 y DonaldTrum en 2016- que « no serían nada sin el apoyo de las televisiones». Porque, aseveró Manfredi, «las redes amplifican y crean tendencias, pero es la televisión convencional la que llega a todos los hogares y crea el mecanismo sobre el que luego hablamos en las redes», siendo este medio «sin ninguna duda el eje de las campañas políticas».

De ahí que apuntase la certeza de «poseer una audiovisualización de la política, algunos dirían que americanización» en el sentido en el que «tenemos perfiles de candidato presidencialistas a pesar de que contamos con un sistema parlamentario». Por ello, señaló la funcionalidad de los vídeos «porque son emotivos, no hay que pensar y se entienden», razones por la que «el producto audiovisual va a ser muy relevante en las próximas campañas», sobre todo a través de los «móviles con mensajes simples y fácilmente comprensibles».

Libertad ciudadana. Superando el ám,bito públicoe institucional, el profesor también se refirió a las consecuencias de la falta de ciberseguridad en lo que tiene que ver «con la privacidad, los datos, la privacidad o la libertad de expresión». Esto es, «la capacidad de opinar libremente sobre las ideas más o menos polémicas no debería estar bajo sospecha ni vigilada por un gobierno extranjero que quiera hacer un uso espurio de esos datos».