Villatobas, una villa en La Mesa de Ocaña

José García Cano*
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El emperador Carlos I concedió en 1537 el título de villa a la localidad, lo que supuso un antes y un después para sus habitantes permitiéndoles vivir de forma independiente gracias a esta concesión

Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción. - Foto: Fototeca del Patrimonio Histórico.

El origen de la nombre de Villatobas proviene de la palabra ‘toba’, cuyos dos significados nos hablan bien de una piedra porosa o bien de un cardo o planta muy alta, con hojas rizadas y espinosas. La historia de Villatobas va unida a la historia de la Orden de Santiago, ya que en el siglo 1328 esta prestigiosa orden militar le concedió Fuero a través de su Maestre don Vasco Rodríguez, regulándose desde entonces la vida social y económica de la población. Pero si destacamos una fecha dentro de la historia de Villatobas es el año 1537, momento en el cual el emperador Carlos I concedió el título de villa a la localidad, lo que supuso un antes y un después para sus habitantes permitiéndoles vivir de forma independiente gracias a esta concesión. Al ubicarse Villatobas en la comarca de La Mesa de Ocaña se tienen constatados diversos yacimientos arqueológicos que demuestran la antigua ocupación de este territorio en la Segunda Edad del Hierro y que fueron estudiados en 1994. En el término municipal encontramos el yacimiento de Plaza de Moros (siglos IV al II a. C.), junto a otro en la cabecera del arroyo del Valle y la necrópolis del Cerro Colorado. Plaza de Moros es según los arqueólogos, un ejemplo típico de poblamiento en la Plena Edad del Hierro con otros ejemplos similares en nuestra Península.

En cuanto a los monumentos principales de Villatobas, encontramos la ermita de Jesús Nazareno ubicada dentro de su casco urbano y cuyo retablo y talla originales desaparecieron en 1936. A Jesús Nazareno precisamente se realizó voto por el ayuntamiento y los vecinos el 16 de julio de 1702, por lo cual se creó su fiesta anual el día 14 de septiembre, además de proclamarle patrón de la localidad. Otra ermita es la de San Jorge (primera mitad del siglo XVI) levantada en piedra tosca, tapial y con tejado a cuatro aguas. En los años 70 del pasado siglo la ermita se encontraba prácticamente en la ruina por lo que fue reconstruida gracias a los vecinos de la zona del Arrabal. Posiblemente esta devoción hacia San Jorge se deba a la tradición antigua que decía que este santo nos protegía de epidemias, enfermedades y plagas, tan comunes (y mortales) tanto en la Edad Media como desgraciadamente en la actualidad. Otra ermita documentada en el siglo XVI es la de Santa Ana, también levantada según la arquitectura popular, siendo el lugar donde los vecinos llegaban a rezar las flores de mayo tan celebradas antaño. También al llegar la festividad de Santa Ana los vecinos encendían hogueras para venerar a la madre de María. Esta ermita fue reconstruida por los vecinos de la zona del parque de Villatobas, creando además una asociación para velar por su mantenimiento. La ermita de San José datada en el siglo XVII fue costeada principalmente por José Agraz Calatayud, el cual donó 10.000 maravedíes para cubrirla; destacamos su retablo original con mesa de altar en forma de consola. Pero la iglesia principal de la localidad es la parroquia de Nuestra Señora de la Asunción, de los siglos XVI y XVII construida en la transición del gótico tardío al Renacimiento. Está compuesta por tres naves cubiertas de bóvedas de crucería sobre pilares cruciformes y capiteles jónicos. En ella se encuentra una pila bautismal de piedra procedente de la época de construcción de la iglesia, en la que podemos encontrar algunas inscripciones góticas y un relieve con el bautismo de Cristo. En ella se bautizó al beato Alfonso de Baena nacido en 1539 en la localidad, quien murió siendo mártir y perteneciendo a la orden de los jesuitas. Todos los vecinos le tienen mucha devoción que demuestran cada 15 de julio celebrando una festividad en su honor.

Pero si damos un salto en el tiempo y llegamos al siglo XX, la historia Contemporánea de Villatobas guarda un capítulo interesante (y único) entre sus páginas. Nos referimos al Escuadrón de Vigilancia Aérea nº 2 (EVA 2) y el Acuartelamiento Aéreo Villatobas, instalación del Ejército del Aire dotada de sistemas de radares terrestres y de telecomunicaciones. Este Escuadrón fue creado en 1953 dentro del primer convenio hispano-americano firmado el 26 de septiembre del citado año. El día 21 de abril de 1956 se creó el Mando de la Defensa Aérea, englobando al EVA 2 como integrante de la Red Alerta y Control, convirtiéndose este escuadrón en el primero que comenzó a vigilar el espacio aéreo de España desde el 8 de julio de 1958, hace ahora 62 años, labor que continúan realizando las 24 horas del día, todos los días del año. En el año 1975 el alcalde de Villatobas entregó una placa al Escuadrón que rezaba la siguiente frase: ‘Homenaje de Villatobas al Escuadrón de Alerta y Control nº 2, protector de nuestros cielos’. Poco después se inauguró en la localidad un monumento a los caídos del Ejército del Aire y se dedicó una calle a la Aviación Española, donde está ubicado el citado monumento.

Vecina sacando agua de un pozo.
Vecina sacando agua de un pozo. - Foto: Fototeca del Patrimonio Histórico.
Y en cuanto a personas conocidas que han nacido en Villatobas, además de diversos religiosos (incluso un obispo como don Hilario Alcázar) también contamos con el malogrado Joaquín Sánchez Frutos, alias ‘El Jaro’, nacido en 1963 en el municipio y que se convirtió en un conocido delincuente del Madrid de los años 70-80 y cuya dura y complicada vida fue llevada a la gran pantalla en la película Navajeros (Eloy de la Iglesia, 1980).

*José García Cano es académico correspondiente en Consuegra de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo.