El singular caso de Lali, cabrera y política en La Jara

J.M.
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María Eulalia González dirige una granja de 200 cabras y ejerce como teniente de alcalde de Sevilleja de la Jara

El extraño caso de Lali, cabrera y política en La Jara

A María Eulalia González la conocen como Lali en Sevilleja de la Jara, donde nació hace ahora 48 años y de donde emigró a la capital con solo 16 años. Pasó 22 en la urbe, pero se enamoró de un vecino de Minas de Santa Quiteria y aterrizó de vuelta en La Jara hace diez años. Ahora, reparte el tiempo entre sus dos dedicaciones: ser cabrera y política.

Porque Lali ejerce como primera teniente de alcalde de Sevilleja de la Jara, municipio de cabecera de un ayuntamiento integrado también por las localidades de Buenasbodas, Gargantilla, Minas de Santa Quiteria y Puerto Rey. Todos suman unos 700 empadronados. Aterrizó en el cargo en la anterior legislatura y ahí sigue como representante de su pueblo. "La tranquilidad que hay aquí no se paga con dinero", afirma Lali sobre su vida.

Atiende a este diario en la sierra de Sevilleja, a donde ha llevado a su rebaño como cada día. Lali dirige una granja con 200 cabras, cuya leche y cabritos vende para mantenerse como ganadera. Dos años de burocracia le costó arrancar la explotación, pero desde 2016 se dedica profesionalmente al trato con los animales, su devoción desde niña. "Todo el que tenga ganado tiene que estar permanentemente, No se puede descuidar", apunta esta mujer que en verano sale de sol a sol con las cabras.

Aun con todo, Lali continúa con su cargo como teniente de alcalde, por el que no percibe remuneración más allá de la asistencia a los plenos. "Cuando me necesitan en el ayuntamiento, me llaman. No tengo que ir todos los días", reconoce.

"Alguien se tenía que poner", señala sobre la decisión de incorporarse a la vida política. Porque Lali, a sus 48 años, es de los más jóvenes de Sevilleja de la Jara. "Me gusta más el ganado. Las decisiones de los plenos son difíciles. Lo que a uno le parece bien, a otro le parece mal", lamenta. Y apostilla: "Es mejor tratar con animales que con personas".

Lali hace un canto de amor a su oficio de ganadera y afirma que es insustituible, por más que asegure batallar con deudas. Porque esta mujer defiende dedicaciones plenas como la suya a la ganadería. "La gente no es emprendedora. Quiere que nos lo den todo hecho", opina sobre cómo devolver vitalidad a los pueblos que, como Sevilleja, han visto perder al 80 por ciento de la población en 50 años. De hecho, solo hay dos explotaciones ganaderas correspondientes al Ayuntamiento de Sevilleja; las dos conducidas por mujeres.