La experiencia de las dos primeras parcelas

J. Monroy
-

Entre finales de 2017 y mediados de 2018, Tragsa ya encapsuló las parcelas 19 (propiedad de un banco) y la 2 (de dueño desconocido), con un presupuesto de medio millón de euros

La experiencia de las dos primeras parcelas - Foto: ï»David Pérez

Con el objetivo de eliminar el riesgo de que las partículas de amianto circulen por el aire, lo que puede ser un peligro para la salud, el Gobierno regional encapsuló entre finales de 2017 y mediados de 2018, a través de Tragsa, las dos primeras parcelas privadas en el entorno del Polígono. Se trata de dos acumulaciones del material cancerígeno, provenientes de la antigua factoría de Ibertubo, que estaban abandonadas en sendos terrenos, en las parcelas 19 (de titularidad de una entidad bancaria) y 2 (de propietario desconocido) del Polígono.

Después de que la Dirección Provincial de la Consejería de Economía, Empresas y Empleo aprobara los correspondientes planes de trabajo, la cobertura de los restos se inició en diciembre de 2017, con un presupuesto de 574.301 euros. En primer lugar, Tragsa procedió a delimitar los restos de cada una de las parcelas. Tras la instalación de las casetas para el bienestar de los trabajadores, procedió a señalizar los restos de la obra y de las zonas con presencia de amianto. Entrando en materia sobre el amianto, la empresa pública encapsuló los restos visibles (tubos y lodos) con un líquido surfactante, para impedir que se liberaran fibras del mismo cuando, en la fase posterior, se cubrieran los restos con tierra.

Fuentes de Tragsa confirmaron que durante los trabajo la cobertura fue total y sin tocar ningún tubo, para que no se parta. A medida que se iba encapsulando con ese líquido, a muy baja presión, se iba echando tierra sobre los restos, siempre sin fracturarlos ni partirlos, que es lo peligroso. Así se fue avanzando en las escombreras, aportando mucha tierra en los taludes, lo que les hizo estables, y se perfiló y compactó la tierra aportada, para su estabilización. Todas estas actuaciones se desarrollaron, según el plan de trabajo, siguiendo el protocolo de amianto, con trabajadores equipados con sus monos y mascarillas, trabajando solo cuatro horas al día en exposición, y terminando en la caseta de descontaminación, donde pasaron por un aspirado. Eso da idea del cuidado con el que Tragsa ha llevado a cabo unos trabajos que no se podían haber desarrollado de cualquier manera, sino siguiendo unos rígidos protocolos de seguridad.

Zona impermeabilizada. Una vez cubierto todo el amianto con tierra, se puso encima una primera lámina de polietileno (PEAD) de alta densidad, sellada y anclada en una zanja perimetral para impedir la entrada de agua o de cualquier animal. La lámina colocada en los taludes se texturizó a una cara para evitar el deslizamiento sobre la misma. El siguiente paso fue la colocación sobre esta capa impermeable del geodrenaje, que permite que el agua drene por donde se le quiere llevar, sin hacer escorrentías. Todo ello terminaba cubierto por una nueva capa de tierra, de en torno a unos cincuenta centímetros, en la que se espera que crezca de nuevo la vegetación autóctona. Se tapó con la tierra de las mismas parcelas. En la misma operación, se dio estabilidad a los taludes, con el objetivo de suavizar las pendientes e integrar paisajísticamente la escombrera. En busca de esa cubierta vegetal, se situó la parte más fértil de las tierras movidas en la superficie. Además se pusieron semillas de hierva la tierra vertida.

En la misma actuación, Tragsa gestionó la presencia de tubos dispersos o ‘corralitos' en zonas fuera de las grandes acumulaciones. Siguiendo el protocolo legal, encapsuló con el producto surfactante y ensacó y retiró a un vertedero controlado.

Las actuaciones se completaron con la vigilancia de toda la obra en las horas en las que no se estuvo trabajando. También se dispuso un cerramiento perimetral con valla de simple torsión de dos metros de altura de la zona sellada, para evitar el paso a la misma, así como el acondicionamiento de taludes y perfilado de la zona de excavación, procurando su integración en el entorno.