No sabemos cómo habría sido Toledo durante la época de Herodes y dónde hubiera nacido el Niño Jesús, de haberse producido su alumbramiento en la ciudad. Todo pueden ser elucubraciones, pero en caso de tener que imaginarlo, quizá el belén ubicado en la Ermita de la Virgen de La Estrella, pudiera servirnos para hacernos una idea.

Desde que Carlos III importase la tradición napolitana de recrear las primeras horas de vida de Jesús de Nazaret , el paso de los siglos solamente ha hecho de testigo y en algunos casos condicionador de la organización de las figuras.

De ahí hasta nuestros días, con además del portal de belén, personajes que no pueden faltar como los pastorcillos, lavanderas, reyes magos, el ángel, la estrella fugaz, campesinos y vecinos varios, para desde ahí,  ir variando y evolucionando, cada belenista le dota de su impronta, de su carácter y del mensaje que quiere transmitir, donde casi siempre, lo más importante es el «cómo» se quiere contar la historia.

Las figuras están hechas de barro popular murciano, las construcciones de porexpán y escayola. - Foto: David PérezPara gustos los colores, y dado que es algo que acepta tanta personalización, es fácil encontrarlos fabricados desde  con materiales reciclados, pasando por plásticos y telas, hasta con metal, los más tradicionales de madera, o como en este caso de porexpán y escayola, pero siempre  siguiendo el patrón histórico, se ha ido pormenorizando, con particularidades propias de las ciudades o entornos, y quizá ese toque personal es lo que hace que el belén instalado en la Ermita de la Virgen de la Estrella, sea además de uno de los predilectos por toledanos y turistas, uno de los más destacados.

Con casi tres décadas de historia, es un clásico de la Navidad de Toledo, y en esta edición 2021 es un homenaje a los Cigarrales de Toledo y la Fábrica de Armas, como homenaje a Francesco Sabatini en el tercer centenario de su nacimiento.

De esta forma, los que este año visiten esta representación navideña, verán, más que reconocibles, los citados enclaves capitalinos y cómo el tamaño del mismo ha ido aumentando considerablemente desde sus inicios, cuando en una ermita en malas condiciones, se colocaba un pequeño nacimiento en la hornacina de la entrada.

Destacan los cuidados detalles y los continuos guiños a Toledo. - Foto: David PérezLa aceptación de turistas y toledanos,  ha convertido a este belén en un clásico de la Navidad en la ciudad, por lo que también han tenido que adecuar las circunstancias al Covid, limitando el aforo del templo a 10 personas.

Bajo la dirección y diseño de Rodrigo Navarro, prioste de la hermandad, que lleva vinculado a esta tarea casi 20 años, y con la siempre inestimable colaboración de la Junta de Gobierno de la Hermandad, han trabajado de forma incansable para renovar un año más su compromiso con el belenismo, con Toledo y con sus cientos de visitantes que desfilan durante estos días y hasta las 20:30 del próximo 9 de enero, para contemplar esta recreación.

Es el propio Navarro quien en declaraciones a La Tribuna destaca la «emoción» que supone cuando llega el 1 de noviembre y comienzan a realizar una obra, de la que «cuando acabamos no se guarda nada» por lo que todos los años toca elegir temática y dedicar más de un mes, tarde tras tarde a a darle forma,  y adelanta que ya están pensando en el que montarán en 2022, y con cuya temática «que ya está definida» homenajearán un «acontecimiento histórico que va a celebrar la ciudad de Toledo en unos años», por lo que ya queda menos para conocer sobre qué motivo toledano versará la próxima recreación de la Ciudad Imperial convertida en Belén.