La borrasca atlántica que desde el jueves azota la provincia y que dejó  en la capital regional 14 litros por metro cuadrado complicó la guardia de ayer de los bomberos de la ciudad de Toledo que tuvieron que hacer hasta 36 salidas. La última se produjo pasadas las tres de la madrugada de hoy para retirar un cableado que se había desprendido por efecto del viento.

 La fuerte tormenta se cebó con el barrio de Santa María de Benquerencia donde se concentraron la mayoría de los siniestros a los que acudieron las dotaciones de bomberos de la ciudad.

Árboles caídos, algunos de ellos sobre coches, balsas de agua y tejas desprendidas son algunas de las consecuencias originadas por la tromba de agua. Valdemarias, Jarama, Torbiscal y  Guadarrama fueron las vías más afectadas por la fuerte tormenta que cayó en la ciudad en la tarde de ayer. La  Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) había activado la alerta amarilla en toda Castilla-La Mancha por lluvias y chubascos.