La selección española de balonmano certificó ayer su clasificación para la segunda fase del Mundial de Alemania y Dinamarca con, al menos, dos puntos en su casillero, tras imponerse por 21-32 a Macedonia, en un duelo en el que arrolló al conjunto balcánico con un espectacular arranque en el segundo tiempo.

Una soberbia puesta en escena que en nada se pareció al de nuevo gris inicio de partido del equipo nacional, en el que ni estuvo acertado en defensa, superado por el ataque siete contra seis de su oponente, ni mucho menos en ataque, donde volvió a verse lastrado por una serie de fallidos lanzamientos.

Si ante Baréin fue Mohamed Husain y ante Japón Akihito Kai los encargados de amargar a los ‘Hispanos’ con sus paradas, ante Macedonia los jugadores españoles se estrellaron al principio con el portero Niloka Mitrevski, que ya acumulaba cinco paradas en apenas unos minutos.

Pero el conjunto español encontró el camino al gol en la figura de Aginagalde y en la confianza defensiva.

En la mejoría tuvo un papel fundamental el portero Gonzalo Pérez de Vargas y el arranque tras el descanso, que con un parcial de cinco tantos, los españoles dinamitaron el encuentro.