El Toledo de 1857 en tres vistas de Fritz Bamberger

Adolfo de Mingo
-

Este pintor alemán fue profesor de dibujo de la infanta Amalia de Borbón, prima de Isabel II, convertida en princesa de Baviera. Otros pintores alemanes del siglo XIX representaron Toledo, como Friedrich Eibner y Karl Peter Burnitz

Fritz Bamberger. Vista del barrio de la Antequeruela, la Huerta del Rey y el castillo de San Servando. - Foto: Städel Museum

Los historiadores del arte tienen en Toledo una asignatura pendiente con los paisajistas alemanes del siglo XIX. Frente a las conocidas vistas de artistas franceses como Alfred Guesdon, Nicolas-Marie Chapuy, Legrand, Saumier, Vauxelle o Louis Leroy -el pintor, grabador y crítico de arte que en 1874 acuñó en París el término «Impresionismo»-, responsables, en buena medida, de la configuración estética del Toledo romántico junto con los españoles Pérez Villaamil o Agustín Lhardy, entre otros, no son tan conocidas las representaciones de la ciudad realizadas por pintores alemanes.

Sin embargo, debemos a figuras como el bávaro Friedrich Eibner (1825-1877) algunas de las mejores atmósferas toledanas del siglo XIX, como su magnífica acuarela del puente de Alcántara envuelto en brumas y alterado en posición respecto al Alcázar (Galerie Bassenge, Berlín), realizada hacia 1860. Este mismo autor fue el responsable de una minuciosa vista de la plaza del Ayuntamiento, pintada en 1873, con la Catedral y el Palacio Arzobispal, durante la procesión del Corpus Christi. Para finalizar, también en el mercado de subastas hace algunos años -la imagen procede de la casa Van Ham, de Colonia-, es posible destacar una compacta vista de la ciudad desde el paseo de la Rosa que suma a la peculiar iluminación del Casco (casi propia de una vista levantina) un magnífico detalle del barrio de la Antequeruela en medias luces, con detalles como las ruinas del convento de San Pablo del Granadal y los nítidos volúmenes de la puerta de Bisagra y del Hospital Tavera al fondo.

Otro de estos artistas fue Karl Peter Burnitz (1824-1886), quien visitó Toledo durante su juventud, en 1850, dejando espléndidos dibujos de los alrededores de la ciudad en los que se puede apreciar -en un momento en que la fotografía empezaba a abrirse camino- verdadera precisión científica en el trazo.

Fritz Bamberger. Vista de los rodaderos junto al puente de San Martín, desde Santa Ana a Gilitos.Fritz Bamberger. Vista de los rodaderos junto al puente de San Martín, desde Santa Ana a Gilitos. - Foto: Städel Museum

Hemos dejado para el final a Fritz Bamberger (1814-1873), cuyos dibujos de Toledo, realizados en lo más caluroso del verano de 1857 -el mismo año en que Sixto Ramón Parro publicó Toledo en la mano-, se conservan en el Städel Museum de Fráncfort del Meno. Algo más al sur, en Munich, es posible contemplar un particular encuadre del Casco dominado no por el Alcázar, sino por el desaparecido hospital de Santiago de los Caballeros, situado en sus inmediaciones. Una pintura configurada a base de tierras calcinadas por la luz, casi orientalista en su concepción, donde resulta evidente la alteración de las arquitecturas y también las escalas de los rodaderos.

Paradójicamente, sus tres dibujos conservados en el Städel Museum -hay pinturas suyas repartidas por todo el sur de Alemania; por ejemplo, otra vista de Toledo, con el puente de San Martín, realizada en 1868, en la Neue Pinakothek de Munich- son sumamente precisos. El más temprano de ellos, realizado el 24 de julio de 1857, es una vista del barrio de la Antequeruela, con la torre Almofala en el centro de la composición. Es una espléndida vista de la vega del río, con el castillo de San Servando y las ermitas del futuro barrio de Santa Bárbara.

Al día siguiente, el 25 de julio, Bamberger se desplazó al otro extremo de la hoz del Tajo para realizar un impresionante dibujo del río y los rodaderos, desde el antiguo convento de Santa Ana -posteriormente aprovechado para la ampliación de la Escuela de Artes, aunque su masivo volumen hacia el río aún puede apreciarse desde el otro extremo del puente de San Martín- hasta San Gil, actual sede de las Cortes de Castilla-La Mancha. En medio, un detallado estudio de los roquedos sobre los que años más tarde se levantarán la Casa Victorio Macho y la Real Fundación de Toledo, precedidos en el dibujo de 1857 por modestas arquitecturas, algunas de ellas en ruinas. Más cerca del río, las ruinas de los molinos de Santa Ana.

Fritz Bamberger. Vista del Baño de la Cava a través de uno de los ojos del Puente de San Martín.Fritz Bamberger. Vista del Baño de la Cava a través de uno de los ojos del Puente de San Martín. - Foto: Städel Museum

El tercer dibujo, el más bello de los tres, es una vista vertical, muy longitudinal, del baño de la Cava tomada a través de uno de los ojos del puente de San Martín. Fue realizado el 30 de julio de 1857. Al igual que la vista de la Antequeruela incluye tonos ocres, esta resuelve el cielo y el reflejo del agua mediante sutiles toques de azul.

Estudiado en los últimos años por especialistas como Beate Reese -quien comisarió una exposición sobre sus pinturas españolas en la Städtische Galerie de Wurzburgo en 1996- o Anja Gebauer, quien dedicó en 2000 una monografía a los viajes de pintores alemanes a nuestro país entre 1830 y 1870, Bamberger está documentado en España entre 1849-1850, en 1857 y 1868. La estancia de 1857, que realizó acompañado por su esposa, parece haber sido fructífera, ya que el pintor alemán se convirtió por un breve tiempo en profesor de dibujo de la joven infanta Amalia de Borbón (1834-1905), prima de la reina Isabel II y nieta de Carlos IV, quien acababa de contraer matrimonio con el príncipe Adalberto de Baviera.