Fernando Lussón

COLABORACIÓN

Fernando Lussón

Periodista


Un partido nuevo... con historia

06/02/2021

El presidente del PP, Pablo Casado, ha saltado a la palestra para defender la hororabilidad de la formación que dirige después de que una sentencia judicial en la que el PP fue condenado como partícipe a título lucrativo en el 'caso Gürtel' que dio origen a la moción de censura contra Mariano Rajoy y forzó la renovación del liderazgo en el PP. Casado afirma que el PP que preside no tiene nada que ver con aquel en el que sucedieron los casos y prácticas de corrupción que se investigan y en los que el extesorero de la organización, Luis Bárcenas está dispuseto a tirar de la manta.

Pablo Casado ha afirmado que ese PP involucrado en multitud de investigaciones por corrupción “ya no existe”, y que ahora puede presentar una hoja de servicio a los españoles limpia de corrupción y que se impone la ejemplaridad a la menor actuación susceptible de ser considerada contraria a la norma. Nada que objetar a esa declaración de principios y a esa mirada limpia proyectada hacia el futuro.

Ahora bien, un partido que ha desempeñado un papel esencial en la historia democrática de España no puede desprenderse del pasado con una concepción adanista que hace tabla rasa de todo lo que ha ocurrido con antelación a la llegada de los nuevos líderes. Porque incluso el caso del propio Pablo Casado, su llegada a la presidencia del PP tiene mucho que ver con las maniobras del sector de la vieja guardia que le facilitaron la llegada a Génova 13, mediante un pacto de perdedores.

Pese a la distancia que Casado quiere poner con Luis Bárcenas, las declaraciones del extesorero son un torpedo a la línea de flotación del PP y todas las consideraciones que a continuación ha realizado en su defensa, tienen más que ver con la política de poner el ventilador y el sálvese quien pueda. Si el presidente del PP lanza la sospecha de que detrás de la difusión del escrito a la Fiscalía Anticorrupción está la larga mano del Gobierno a través de la fiscal general, luego el abogado defensor de Bárcenas realiza una gira por los medios de comunicación para explicar las intenciones de su defendido, mientras que la propia fiscalía pone en entredicho su deseo de colaborar con la justicia en tanto no presente pruebas contundentes de la corrupción de la que dice haber sido testigo. Las palabras de Bárcenas tienen escasa credibilidad en estos momentos y solo con documentación puede revertir las dudas que genera.

Lo mismo que el PSOE manchó los “Cien años de honradez”, con el caso Filesa y más recientemente con el 'caso ERE' y otras corrupciones, -y a ellas alude el presidente del PP-, Pablo Casado debe asumir la historia de su partido que según Bárcenas lleva una contabilidad paralela desde su nacimiento más que fijarse en si el presidente del Gobierno fue elegido con el apoyo del PSOE de Chaves y Griñán, porque su propia historia nace como ayuda de cámara de José María Aznar, a la sombra de quien comenzó su carrera política y que aún le sigue prestando su apoyo, y sigue como vicesecretario general de Comunicación del PP elegido en la Ejecutiva de Mariano Rajoy en 2015, igual que su secretario de Organización, Javier Maroto, tuvo un cargo creado ad hoc para él por Rajoy, la vicesecretaria sectorial de Acción sindical.