Durante la inauguración del proyecto que tratará y recuperará aguas residuales ante problemas de abastecimiento, el presidente García-Page no pudo evitar recordar lo que hace unos años sufrió Castilla-La Mancha «para que salieran las cuentas de las trampas del trasvase Tajo-Segura». Indicó que decidieron contentar a Talavera y Castilla-La Mancha con el agua que ha soltado Madrid, en los niveles que allí se depuran», decisión que tachó como «ofensa a las oportunidades de futuro» de esta tierra, que «finalmente pudimos corregir en Europa».

Y es que a pesar de que ahora las cifras de trasvases se van reduciendo, recordó que durante todos estos años de vigencia, más de cuatro décadas, se ha traspasado al Levante «el agua equivalente a seis veces el Mar Menor; una cantidad que aquí no se ha podido traducir en empleo o en desarrollos de regadío», lamentó.

«Mientras el agua limpia y transparente del Tajo se iba a otros sitios, aquí encima querían hacernos tragar el agua que no nos merecemos», insistió el presidente autonómico, a la vez que celebró que «ahora el agua que soltamos será de lo más avanzado, depurado y sostenible».

No  se olvidó el presidente del carácter reivindicativo de Talavera y los talaveranos, con la gran manifestación que el 20 de junio de 2009 congregó en Talavera a 40.000 personas para reclamar un Tajo vivo, porque «sin agua, no hay opciones de futuro».

En este sentido, García-Page se ha congratulado por el cambio que se está experimentando en materia de agua para la comunidad autónoma, como el hecho de que se acaba de conseguir «que por primera vez los regadíos, salvo los estrictamente necesarios, de más de 27 hectómetros cúbicos, se puedan quedar en cuatro», por lo que ha aplaudido la «decisión valiente» del Gobierno de  España. No obstante, ha lamentado que en el Congreso de los Diputados «aún haya partidos que están pidiendo en una enmienda que se vuelva a los 27».

Por todo, el presidente de Castilla La Mancha reclamó «una oportunidad para el sentido común y el agua común».

«No una cloaca». Tampoco se olvidó la alcaldesa de recordar el estado actual y el de los últimos años sufrido por el río Tajo a su paso por la ciudad y por el conjunto de la región. Tita García Élez, a escasos metros del cauce del Tajo donde se ubica la Estación Depuradora de Aguas Residuales (EDAR), insistió en su petición de «agua en cantidad y de calidad, que no sea una cloaca, y se comporte como un río, y no como otra cosa».