El Cobisa FS ha ejecutado lo que era una evidencia, que Quique Soto seguirá al frente del banquillo la próxima temporada 2020/21 en Segunda División B. Se apostó fuerte por su fichaje hace dos temporadas y sigue siendo una de las piezas fundamentales para el futuro crecimiento del club: «Estoy donde quiero estar y la directiva tiene al entrenador que quiere».
El técnico así lo reconoce después de conseguir el sábado un ascenso «justo y merecido». Insiste en que «todos los que nos han felicitado así nos lo han hecho saber» y recuerda que «ganamos la primera fase en noviembre y ya estábamos primeros con cuatro jornadas de la segunda».
Sin duda, este logro ha sido el culmen de un proyecto que hubiera saltado por los aires de no haber ganado al Infantes FS. Soto confiesa ahora que confiaba mucho en sus jugadores, pero tenía dudas porque «no les había visto en esta situación», sobre todo tras detectar cierto nerviosismo en las semanas previas a la eliminatoria.
Asimismo, el técnico cobisano también desvela que le entró «bastante miedo» cuando el equipo ciudadrealeño se puso por delante en el marcador. Considera fundamental haber empatado pronto y luego, añade como claves, «que supimos manejar muy bien el encuentro con 2-1 y cinco faltas y que sacamos el partido con tres estrategias».
Por lo demás, si el coronavirus no hubiera detenido la competición, el entrenador considera que «no se sabe lo que hubiera pasado», pero no le pone ni un pero a la trayectoria porque «el equipo ha sido el dominador global». Es más, con la boca pequeña reconoce que sus futbolistas le sorprendieron un poco «demostrando empaque y mucho oficio y un nivel impresionante de implicación y trabajo».
A ello añade que si ha habido un equipo que ha animado la competición, ése ha sido el Cobisa FS, con una afición bulliciosa que ahora todo el mundo conoce en Castilla-La Mancha. A la hinchada le pone «un diez» y asegura que le pone el trabajo «muy fácil» porque «me hace sentir que estoy donde debo estar».
Lo cierto es que apoyaron al equipo en el último entrenamiento, un día antes del partido, y luego no dejaron de apoyar desde la ‘fan zone’, en el bar La Nueva Calle. Por eso, en el club toledano están molestos con ciertas informaciones sobre las celebraciones posteriores, en las que se insinúa que no se guardaron las medidas de seguridad sanitarias. Quique Soto defiende que «los jugadores no se acercaron en ningún momento a la gente y, además, estaba la Guardia Civil para impedirlo cuando algunos lo intentaron; nadie se bañó en la fuente y se cuidó todo mucho».