La lista de los 271

Marta García / TOLEDO
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El censo de toledanos sigue vivo. Las últimas investigaciones apuntan que la mayor parte de internados de la región en Mauthausen eran de Toledo

Durante muchos años el número 4.904 no fue más que una cifra perdida en algún archivo. La llevó cosida en su descolorido pijama de rayas Felipe Yébenes Romo, un toledano, de Villafranca de los Caballeros, que ingresó en el campo de concentración de Mauthausen el 13 de diciembre de 1940. Ni siquiera parte de su familia sabía que aquel anciano que había ido perdiendo la memoria y se había muerto recientemente en una residencia había sido uno de esos más de 9.000 españoles deportados a un campo de concentración nazi durante la Segunda Guerra Mundial.

El historiador catalán Joan Calvo llamó a sus nietos para conseguir información de aquel hombre anónimo de una de las fotografías de Francis Boix, que pasó varios años allí recluido, trabajó como barbero dentro y fuera de Mauthausen junto a otros españoles y esa condición le otorgó algún privilegio para aguantar lo inhumano. En alguna ocasión, se vio en la obligación de cortarle el pelo a Franz Zieris, el responsable del campo desde 1939, y peinar a su mujer Ida a pesar de que no era su barbero preferido.

Las cifras tienen su importancia en Mauthausen más allá del número de registro de cada uno de los prisioneros y ha permitido averiguar datos de los deportados. Los historiadores Benito Bermejo y Sandra Checa publicaron ‘El Libro Memorial’, en el año 2006, un frío listín que recoge los nombres y apellidos de 8.700 españoles, de los cuales destacan 271 toledanos internados en este campo de concentración austríaco de categoría III, reservado a los prisioneros «culpables de acusaciones realmente graves, incorregibles, asociales y convictos por causas criminales, es decir, gente en custodia preventiva, con pocas probabilidades de poder ser reeducada», según un decreto oficial.

La cifra de toledanos deportados a Mauthausen ha ido variando a lo largo de los años. Isabelo Herreros, antiguo secretario de Izquierda Republicana, fue uno de los primeros en interesarse por el tema. Publicó un artículo y contabilizó unos 600 castellano-manchegos deportados, «un porcentaje elevadísimo en relación con el resto de regiones de origen», según comentó durante su ponencia sobre exiliados celebrada en Toledo hace 17 años. Además, facilitó una lista con  431 asesinados de las cinco provincias, 169 eran de Toledo.

No se equivocaba Herreros con sus apuntes, aunque en el volumen de Bermejo y Checa figuran 182 toledanos fallecidos y alguno más con interrogante porque no hay constancia de su paradero. A estas cifras hay que añadir datos de 450 españoles más, entre los que hay castellano-manchegos, que aportó un equipo de la Universidad Pompeu Fabra, dirigidos por Alfons Aragoneses en 2009, tras bucear en archivos de distintos campos de exterminio y en el Internacional Tracing Service, en Alemania.

En este caso, Aragoneses explicó que no todos los deportados llegaron a los campos de concentración procedentes de las filas de resistencia francesa contra los alemanes, algunos procedían directamente de Alemania. El censo sigue vivo, dado que muchos españoles perdieron la nacionalidad, otros se afincaron en Francia y quedaron registrados como franceses y parte de la documentación se perdió, aunque el pequeño grupo de españoles con tareas en la oficina del campo central de Mauthausen hizo una gran labor que ha permitido preservar la documentación, puesto que todo lo que acontecía en este campo o en sus campos satélites, Gusen, Ebensee, Gunskirchen, Melk, Steyr..., llegaba a esta oficina.

Aragoneses también relató a La Tribuna las dificultades para sacar a la luz más información, puesto que la Ley de Protección de Datos no permitía publicar datos sobre enfermedades, afiliación política y otros de los deportados hasta pasados 25 años de su muerte.

Los toledanos. Los deportados de la provincia procedían de 107 pueblos, casi todos ingresaron en Mauthausen y Gusen, este último  a cuatro kilómetros, aunque también hubo traslados a Buchenwald, Dachau, Aurigny y Neuengamme, pero en los dos últimos casos contados. De Toledo capital hay documentados 22 prisioneros, más de una decena fueron torturados y asesinados por los nazis, la mayoría en Gusen. Muchos pueblos de la provincia aparecen en los registros del campo, pero Talavera de la Reina es uno de los que más se repite por el ingreso en Mauthausen de diez habitantes, el mismo número que los desaparecidos en Menasalbas en los años 40.

Sin embargo, Talavera guarda un caso especial, la deportación de tres hermanos apellidados Aceituno Magallón, a este campo de concentración. Francisco, Guillermo y Senén llegaron a Mauthausen procedentes del campo de prisioneros de Fallingbostel el 27 de enero de 1941 y a los dos meses y poco fueron trasladados a Gusen. Allí murieron los tres. Guillermo, el más joven, falleció con 35 años, a finales de octubre. Los otros dos en diciembre, Francisco con 40 años y Senén con 38.

El de Talavera no es el único caso, también los dos hermanos de Aldeanueva de San Bartolomé, Claudio y Fermín Rodríguez Román, figuran como fallecidos meses después de su llegada. La misma suerte corrieron dos hermanos deAlmonacid, dos más de La Mata, y otros tantos de Mohedas de la Jara, de Puerto de San Vicente y de Valmojado, según el ‘Libro Memorial’. Además, se detalla la deportación de dos hermanos de Mocejón, Domingo y Paulino Pérez Maganto, el primero liberado;y otros dos, Emiliano y Víctor García Arévalo, de Magán. El segundo sobrevivió a Mauthausen tras más de cuatro años de infierno...

El censo sigue abierto y todavía muchas familias no tienen noticias ni pistas sobre el paradero de los suyos después de la Guerra Civil. Continúan en el olvido...