Standard, 50 años de la fábrica que creó un barrio

F. J. R.
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Este año se cumplirá medio siglo de la inauguración de la fábrica que dio origen al Polígono residencial. La obra contó con más de 210 millones de las antiguas pesetas (1,3 millones de euros)

Standard, 50 años de la fábrica que creó un barrio - Foto: Yolanda Lancha

El barrio más poblado de una ciudad tan histórica como Toledo se prepara para cumplir este 2021 medio siglo de vida. La cifra es ínfima en comparación con el Casco, pero por eso destaca mucho más su crecimiento en tan poco margen de tiempo.

Toda historia tiene su origen, y el del Polígono residencial está claramente ligado a un nombre en concreto: Standard.

La llegada de la luz eléctrica, el agua corriente, el sistema de alcantarillado y el teléfono a esa zona de la ciudad se debe al que fue el proyecto más ambicioso de la Transición en Toledo, la construcción de una factoría para la primera empresa española dedicada a la fabricación y montaje de equipos de conmutación y aparatos telefónicos.

Standard, 50 años de la fábrica que creó un barrioStandard, 50 años de la fábrica que creó un barrio - Foto: Yolanda LanchaEstándar Eléctrica SA (SESA) nació en 1926 gracias al empuje de un grupo de financieros españoles liderados por el entonces duque de Alba, Jacobo Fitz-James Stuart y Falcó, y el banquero y marqués Estanislao Urquijo.  

Era una de las principales proveedoras de la Compañía telefónica Nacional de España (CTNE) y en pocos años experimentó un enorme crecimiento. Comenzó con una fábrica en Madrid, a la que pronto se sumó otra en Santander, pero en cuestión de años su capacidad se quedó corta y en 1960 fue necesario levantar una gran factoría en Villaverde.

Con los años, la necesidad de tener una línea de instalación más moderna y dar respuesta a la cada vez más importante demanda, puso encima de la mesa que era necesario expandirse y construir una nueva fábrica. Era mayo de 1969 y ya para el 2 de agosto dio comienzo el proyecto con la nueva ubicación elegida.

Standard, 50 años de la fábrica que creó un barrioStandard, 50 años de la fábrica que creó un barrio - Foto: Yolanda LanchaToledo se impuso a todas las alternativas con abrumadora facilidad. Una vez se descartó ampliar instalaciones en las dos fábricas de Madrid, se constituyó un grupo de trabajo dentro de Standard para evaluar los potenciales destinos. En aquellos años se habían creado los llamados ‘Polígonos de descongestión de Madrid’, situados en Manzanares, Alcázar de San Juan, Guadalajara, Aranda de Duero y, como no, Toledo.

La ubicación de la antigua capital castellana era perfecta y, además, tal y como se recoge en los dos tomos del proyecto original a los que ha tenido acceso La Tribuna, tenía a su favor dos componentes de tipo político. El primero de ellos era que en la fábrica de Villaverde se estaban dando últimamente «problemas de tipo laboral». Los sindicatos comenzaban a ganar fuerza en Villaverde y cada vez había más voces contra el sistema laboral del régimen franquista.

Por eso se pensó llevar la nueva fábrica a Toledo, ya que no «hacían recomendable bajo ningún aspecto aumentar la concentración de mano de obra» en Villaverde. Además, Franco quería contrarrestar la masiva emigración que había tenido Madrid en los últimos años y había dispuesto para ello suculentas ayudas económicas a los proyectos que se ubicaran en las llamadas zona de descongestión. Por último, la lógica cercanía con Madrid, a pesar de que por entonces aún no había autovía, fue definitiva para que Toledo se llevara el gato al agua.

Standard, 50 años de la fábrica que creó un barrioStandard, 50 años de la fábrica que creó un barrio - Foto: Yolanda LanchaElegida la ubicación, el 13 de febrero de 1970 se constituyó el equipo de trabajo para la construcción de la factoría y el traslado y formación de su personal.

La parcela sobre la que aún hoy se encuentra la vieja factoría, totalmente sometida ya al saqueo y al vandalismo, costó en su día 15.993.660 pesetas (unos 96.000 euros). La compraventa se cerró el 26 de octubre de 1970, pero ya meses antes, el 28 de abril, se había procedido a instalar la primera piedra del proyecto.

Las obras no habían comenzado, pero casi desde el primer momento se comenzó a trabajar en Standard Toledo. Muchos de sus primeros empleados eran personal cualificado que se trasladó desde Villaverde, pero también se realizó una importante campaña de captación de empleados por toda la provincia y, en general, por todos los rincones de España.

El proyecto inicial fijó una plantilla de 1.896 personas, siendo los talleres de ensamble (697 trabajadores) y los talleres de piezas sueltas (515) los departamentos más reforzados.

El adiestramiento de los nuevos empleados comenzó en mayo de 1970, en diciembre comenzaron a ocuparse las primeras dependencias de la fábrica y en febrero de 1971 se empezaron a fabricar las primeras piezas. Finalmente, el 15 de junio de 1971 se completó la ocupación de la nave ya construida. El 20 de julio fue la inauguración oficial, con el dictador Franco de jefe de ceremonias firmando en el libro de honores. El precio final del proyecto sobrepasó los 210 millones de las antiguas pesetas, unos 1,3 millones de euros.

Había nacido Standard y con ello todo un barrio. Y es que, el proyecto de la nueva factoría siempre tuvo un fuerte componente social. El proyecto recogía desde el inicio que se debía realizar una promoción de viviendas para el personal, que la zona tenía que tener servicio de sanidad, economato, transporte con Madrid y servicio de bar y cantina.

La promoción de las viviendas fue «uno de los problemas más difíciles de resolver del proyecto». El programa inicial de 1969 contemplaba 392 viviendas, pero inicialmente se levantaron 240 con créditos en la Caja Postal de Ahorros de la provincia a un interés del 7% y plazo de amortización a 20 años como máximo. Los compradores debían, además, abonar el 10% del precio de piso como reserva antes de su construcción.

Los servicios médicos se instalaron en la propia fábrica, con una sala de reanimación, salas de reconocimiento, un laboratorio de análisis, sala de curas, equipo radiológico y sala de inyecciones. Todo atendido por sanitarios contratados por la empresa.

Otro servicio importante en una zona que carecía de todos ellos fue el del economato, llegándose a un acuerdo con una cadena de establecimientos para que preparase los pedidos de comestibles para los trabajadores a precios convenidos.

Con la instalación de la fábrica de Standard llegaron los primeros pisos al que sería el barrio del Polígono y, además, se llevaron hasta la zona servicios indispensables como la luz eléctrica, el agua corriente, el sistema de alcantarillado y el teléfono. Todos ellos supusieron instalaciones complicadas y difíciles de sortear, que seguramente habrían sido imposibles sin el empuje de un proyecto económicamente tan potente y el beneplácito del gobierno franquista.

Además de dar origen a un barrio, la fábrica de Standard se convirtió también, como buen núcleo de obreros, en la cantera del sindicalismo de la provincia y, por ende, de la futura comunidad autónoma. Uno de los motivos por los que el régimen optó por no ampliar la fábrica de Villaverde terminó germinando con fuerza en Toledo, demostrando una realidad inevitable que ya se vivía en la España de la época.

Por todo lo que significó y aún significa para muchos, el saqueo y deterioro de las instalaciones de la vieja factoría desde principios del pasado año, es una dolorosa realidad de un bonito recuerdo.