«La pandemia nos ha enseñado que somos más resilientes»

Javier D. Bazaga
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El economista y profesor del IESE señala que "la sanidad es importante, pero la sanidad sin economía acaba siendo un desastre a largo plazo"

«La pandemia nos ha enseñado que somos más resilientes»

Pin Arboledas, economista y profesor del IESE, participó en un encuentro empresarial promovido por la Fundación Horizonte XXII de Globalcaja en el que animó a mirar a Castilla-La Mancha como una región con mucho potencial más allá de su carácter agroalimentario, y a levantar la vista más allá de nuestras fronteras.

Compartió reflexiones con los empresarios de la región gracias a Globalcaja. ¿Qué sensaciones se lleva?

Castilla-La Mancha es una zona bastante desconocida para los expertos económicos del país. Todo el mundo piensa que es fundamentalmente agrícola y vino, y no saben que no solo hay grandes empresas en el sector productor, también en el sector siderometalúrgico, empresas que exportan a todo el mundo, y es una economía cada vez más abierta al exterior, primero de su comunidad y ahora también al extranjero, y es una de las cosas que Globalcaja está animando a hacer.

¿En el exterior están algunas de las soluciones a la crisis de la Covid?

El exterior es una solución pero no solo por la crisis del coronavirus, es una solución porque hoy en día la economía está globalizada, y los mercados te globalizan aunque tú no lo quieras. La globalización tiene un doble aspecto, te tienes que ir fuera para vender y te pueden venir de fuera para vender. Tienes que cambiar de mentalidad.

Se ha planteado el debate de si salvar primero la salud o primero la economía.

Hay que salvar la salud con la economía y la economía con la salud. Cualquier empresario sensato ha dicho que tenía que tener caja para un año, con una economía saneada. Y en eso los créditos del ICO han sido muy importantes. Y lo segundo han sido las aspiraciones de los empleados: seguridad laboral y seguridad sanitaria. Que los empleados sepan que van a tener un puesto de trabajo, y que si tienen que trabajar presencialmente que exista la suficiente seguridad sanitaria para que no haya miedo. Dinero para sobrevivir, seguridad laboral y seguridad sanitaria. Sin esto no hay economía que funcione.

Tienen que ser compatibles.

Claro. En la Comunidad de Madrid se han arbitrado medidas, muy criticadas al principio, y que con el tiempo se ha visto que han tenido bastante éxito con una combinación de seguridad sanitaria y no cerrar toda la economía. La sanidad es importante, pero la sanidad sin economía acaba siendo también un desastre a largo plazo.

Menciona las líneas ICO y los ERTE, ¿son suficientes esas medidas ahora?

En toda crisis hay una selección de empresas. Algunas desaparecen, hay nuevas, y las que se mantengan saldrán más fortalecidas. No hay que ser catastrofistas ni pensar que un empresario que ha tenido que cerrar una empresa ha dejado de ser empresario. El empresario no muere, se reproduce.

De todas formas, el alargamiento del periodo de carencia en el pago y amortización de los ICO va a ayudar a muchas pequeñas y medianas empresas, y entidades como Globalcaja están ayudando a hacerlo.

¿Y el Estado puedo soportar mantener la economía de manera asistida?

Ahora el Estado ya no es el Estado español. Estamos en la Unión Europea y si vienen los 140.000 millones del fondo de reconstrucción tendremos ciertas posibilidades de salir más fortalecidos. Pero eso dependerá de cómo se distribuyan esas ayudas. Si las distribuye un organismo político con criterios políticos será un desastre.

¿Por qué?

Porque esos organismos generan improductividad y corrupción, se cumple el dicho de que quien parte y reparte se lleva la mejor parte.

Habría que conseguir que esos fondos fueran distribuidos de forma equitativa por personas absolutamente honestas y que entiendan de economía. Habrá que ver si el Gobierno es capaz de hacer esto o no. Si no es capaz, mucho me temo que gran parte de esas ayudas serán baldías.

Estos fondos serán una oportunidad. ¿Cuáles son las prioridades?

Es una oportunidad siempre que la utilicemos racionalmente. Y las prioridades son las que vienen marcadas por la UE: tiene que haber una transformación digital, una transformación ecológica y las empresas tienen que crecer, porque a nivel internacional son poco competitivas.

Y hay un tema que a Castilla-La Mancha tradicionalmente ha importado mucho y que será uno de los grandes desafíos del siglo XXI y XXII: el oro líquido que es el agua. Debemos ser capaces de distribuir bien este recurso.

Se ha intentado.

Sí, pero los egoísmos locales lo han destruido. Sé que esto puede sonar contraproducente, porque si hay alguna región que ha sido generosa con su agua ha sido Castilla-La Mancha, y esto valencianos y murcianos deben reconocerlo. Eso no quita que haya que pedirle a otras regiones como Cataluña o Aragón que sean generosos con su agua, que al final va al mar y se pierde, mientras que en el área mediterránea sería oro líquido.

¿Sectores en la región como el agroalimentario, tecnológico o logístico nos hacen estar mejor preparados para cuando llegue la recuperación?

Si la Junta es suficientemente hábil, puede sacar mucho dinero para los sectores importantes. Inventar cosas nuevas es muy difícil, pero ayudar a mejorar lo que hay es bastante fácil, y eso lo saben hacer muy bien los empresarios.

¿Qué lecciones nos deja esta pandemia?

Nos deja la palabra de moda: resiliencia. Y hemos aprendido que tenemos mucha más resiliencia de la que creíamos, pero hay que terminar de organizar las empresas para mejorar esa resiliencia, con empleados más integrados en la compañía y más empoderados para tomar decisiones.

También hemos visto que el proceso digital, que estaba ya en marcha, se ha acelerado y ahora es imparable.

En tercer lugar hemos visto que no solo es importante la empresa, también el entorno. Sin los ERTE, que han sido gracias a la reforma laboral de 2012 que se quiere cambiar, y sin créditos del ICO, mucha pequeña y mediana empresa hubiera desaparecido.