Cien años de José Aguado

A.D.M.
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El Museo del Greco alberga hasta el próximo 29 de agosto una exposición homenaje al gran especialista en cerámica. Ayer fue inaugurada por sus dos hijas, Matilde y Rosalina Aguado

Cien años de José Aguado

«Siempre ha habido un Aguado en la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo». También en la Escuela de Artes y en otras instituciones de la ciudad, algunas ya desaparecidas, como el Instituto Provincial de Investigaciones y Estudios Toledanos (IPIET). Su taller fue, manifestó el director de los académicos toledanos, Jesús Carrobles, «el equivalente al que tuvo Ruiz de Luna en Talavera de la Reina». Por ese motivo, insistió, «es de agradecer que no se haya perdido la oportunidad de recordarle».

El Museo del Greco alberga desde ayer la exposición Homenaje a José Aguado: 100 años de investigación cerámica. Se trata de una selección de piezas cerámicas, textos, fotografías y otros elementos relacionados con la amplia y polifacética trayectoria vital y profesional de José Aguado Villalba (1919-2007), especialista en el estudio y recuperación de antiguas técnicas como la cerámica ‘de cuerda seca’ o la ‘de reflejo metálico’, «que llegó a España con los almohades alrededor de los siglos XII o XIII, que desapareció tras la expulsión de los moriscos a comienzos del XVII y que no sería recuperada hasta mucho después por parte de Sebastián Aguado, padre de José».

Rosalina Aguado Gómez compone, junto con su hermana Matilde, esa tercera generación a la que se refería el director de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas. «La cerámica ‘de reflejo metálico’ era técnicamente muy compleja: requería nada menos que de tres cocciones, la tercera de las cuales se debía realizar en reducción de oxígeno», explica. Su padre realizó con este sistema alguna de sus mejores y más valiadas piezas, «por mucho que se le recuerde sobre todo por la técnica de la ‘cuerda seca’» (cuyas superficies se delimitaban mediante un pincel impregnado de óxido de manganeso y grasa).

Principal impulsora de la exposición -la comisaria es Pilar Rubiales, conservadora del Museo del Greco-, Rosalina Aguado expresó durante la presentación de la muestra que su padre «fue, lo mismo que la cerámica, parte viva del Taller Aguado», fundado por Sebastián y por su esposa y discípula, María Luisa Villalba. Polifacético investigador, amante de la apicultura, constructor de relojes de sol, siempre dispuesto a compartir sus conocimientos con los arqueólogos -José Aguado descubrió el testar hispanomusulmán del puente de San Martín, es decir, el espacio donde los alfares descartaban sus piezas rotas o defectuosas-, el ceramista aún tuvo tiempo para desarrollar una amplia labor como ensayista. Suyos son títulos como La cerámica hispanomusulmana de Toledo (CSIC, 1983) o Tinajas españolas: islámicas y mudéjares (IPIET, 1991).

«Hemos procurado ofrecer una selección de diferentes técnicas -explicó Pilar Rubiales- dentro de nuestras limitaciones de espacio: no se trata de una exposición antológica, sino de reunir las mejores piezas que hemos podido conseguir para hacer un homenaje». La comisaria de la exposición explicó, además, que Aguado tuvo una vinculación especial con el Museo del Greco, ya que estudió algunas de las cerámicas de su colección.

El director del Museo del Greco, Juan Antonio García Castro, destacó por su parte de la exposición la colaboración entre diferentes instituciones. No en vano, en su instalación han colaborado el Ministerio de Educación, Cultura y Deportes, la Diputación Provincial, la Real Academia toledana, el Círculo Greco (es decir, la Asociación de Amigos del Museo), la Asociación Tulaytula y la Facultad de Humanidades de la Universidad de Castilla-La Mancha.