Irene Sánchez-Escribano se queda sin Juegos

J. M. Loeches
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La atleta toledana sufrió este martes por la tarde una rotura del segundo metatarsiano del pie izquierdo y tiene que renunciar a Tokio

Irene Sánchez-Escribano se queda sin Juegos

La atleta toledana Irene Sánchez-Escribano se queda sin Juegos Olímpicos. Una lesión en la tarde del pasado martes le ha provocado la rotura del segundo metatarsiano del pie izquierdo y tiene que renunciar a Tokio, después de casi dos años de haber conseguido la mínima para la prueba de los 3.000 obstáculos.

En la sesión vespertina, corriendo en liso y sin vallas, notó un chasquido en el pie de manera repentina y sin aviso. “Mi pie izquierdo dijo basta”, reconoce. Y es que, después no pudo volver a plantarlo, y tiene que andar ayudada de unas muletas. En las radiografías realizadas este miércoles, se ha confirmado una fractura diafisaria del segundo metatarsiano del pie izquierdo.

Evidentemente, tiene que decir adiós a los iban a ser sus primeros Juegos Olímpicos, que tanto había soñado y deseado. “Es una gran putada”, asegura, pidiendo perdón por la palabra, pero siente mucha impotencia por “llegar hasta aquí y tener que despedirme del sueño olímpico a una semana de viajar a Japón”.

La corredora del Adidas insiste en que “el deporte es así” y que se lo ha pasado “muy bien” preparándose para estar en la forma en la que se encuentra, a la que califica la mejor de su vida. Por lo demás, confiesa que ha llorado “suficiente”, pero que aún le quedan lágrimas.

Irene Sánchez-Escribano llevaba casi dos años preparando los Juegos Olímpicos. El 18 de agosto de 2019, en la prueba de la Diamond League celebrada en Birmingham (Reino Unido) consiguió rebajar su marca personal (9:27.53) y de paso abordar la mínima para su prueba, los 3.000 obstáculos. Ese mismo año también se clasificó para el Campeonato del Mundo de Doha, al que llegó bastante cansada y en el que no pudo acceder a la final.

2020 arrancó con mucha ilusión, pero la pandemia del coronavirus trajo nerviosismo e incertidumbre, por la falta de preparación, pero se confirmó que la cita olímpica se posponía hasta 2021. La toledana se marchó a Huesca, con su pareja, para pasar el confinamiento, y allí pudo ejercitarse con una máquina de correr.

Ya de regreso, en el mes de mayo, pudo reanudar poco a poco los entrenamientos, hasta regresar al Centro de Alto Rendimiento de la Blume, donde ha seguido con una pauta de entrenamientos muy pensada para llegar en la mejor forma posible a Tokio. Su entrenador, Antonio Serrano, había medido todo para que así fuera y las últimas competiciones ya le estaban dando la razón. A finales de junio se proclamó campeona de España por sexta vez y la semana pasada compitió en una exigente prueba de 3.000 obstáculos de la Diamond League de Mónaco en la que una caída de unas rivales justo delante de ella le privó de un mejor resultado.

El próximo 28 de agosto, Irene cumplirá 29 años. Los Juegos Olímpicos eran su gran sueño, pero, por buscarle el lado positivo, los siguientes están a solo tres años. No hay consuelo posible ahora mismo, está claro, pero la atleta toledana tiene que pensar en el futuro y en que las oportunidades se le pueden presentar de nuevo. Y no tardando.