La genialidad de Ferrera ilumina la apertura en Burgos

SPC
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Una faena indefinible de Ferrera salva un festejo marcado por el tremendo calor que pasó el público y por el mal juego de los toros de El Pilar. Castella vuelve a ganarse el cariño del público con una larga faena. Morenito no tiene su mejor tarde

La genialidad de Ferrera ilumina la apertura en Burgos

Gran ambiente en Burgos para la apertura de su Feria, que tuvo el viernes el prólogo del Certamen de Jóvenes Promesas. Día grande de las fiestas, además, lo que significó un emotivo inicio del festejo con el Himno de la ciudad entonado por el numeroso público (tres cuartos largos) que ocupó los tendidos del Coliseum. Un Coliseum convertido en infierno por el calor. Insoportable por momentos, la gente se rebeló ante la falta de aire acondicionado en el recinto.

Se esperaba con ganas a Antonio Ferrera y el extremeño no decepcionó ante su segundo. Ni siquiera la merienda, tan tradicional aquí, desvió la atención del respetable, entregado por completo a la genialidad imprevista de Ferrera. Ante uno sosote, pero noble de El Pilar, Ferrera volvió a sacar esa inspiración que ha conquistado tantos ruedos en los últimos meses. Toreó a placer, con momentos de increíble hondura y profundidad por el pitón izquierdo. Los de pecho, de pitón a rabo, para no olvidar. Sin la espada, pero con la muleta en la diestra, enardeció a un Coliseum que se olvidó incluso del calor. No cayó arriba la estocada, más bien al contrario, y el premio se quedó en una sola oreja. Pero, ¿cómo se premia la genialidad? Poco pudo hacer ante el primero: feo, sin cuello y sin hechuras de embestir, no lo hizo. 

Otro trofeo se llevó Castella, ídolo local desde su presentación en esta plaza. Un idilio que prolongó con una faena excesivamente larga en su metraje y de poco ajuste. Noblote el del Pilar, el francés le llevó siempre a su son, sin obligarle y el toro respondió con una embestida agradecida. Se sucedieron las series con el público entregado. A veces, El Coliseum es así. Ni siquiera la estocada defectuoso calmó los ánimos del respetable que pidió con fuerza la oreja. Como Ferrera, tampoco tuvo opciones ante el basto segundo, sin clase ni calidad alguna en su embestida.

Triunfador de la Feria de 2018, no tuvo su tarde Morenito de Aranda. Y no por falta de ganas o de ambición. Mostró ambas cosas, así como la ilusión de triunfar ante sus paisanos, en sus dos toros. Pero dio la sensación de que faltó algo más. No ante su primero, otro imposible de El Pilar que se pasó toda la faena con el freno echado y acometiendo con genio, pero sin clase. Pero sí ante su segundo, al que no acabó de acoplarse. Ni distancias ni planteamiento ni ritmo. Una pareja bailando a distintos son.