Pensar que llegamos a casa y no tenemos electricidad, o que el precio que tenemos que pagar por ella nos hace imposible disponer de un mínimo de confort, seria impensable en estos momentos. Para reducir el riesgo de que esto pase, la Comisión Europea está valorando calificar como 'verde' la energía de origen nuclear. y, guste o no, tiene su lógica, es una energía barata, no emite CO2, tiene tanta o más seguridad que cualquier otra fuente de producción de electricidad, los residuos que deja pueden ser tratados con menos complejidad, dado el volumen que representan por megavatio producido, que los que otras fuentes de energía producen. Es evidente que la energía nuclear goza de una merecida mala fama por los accidentes que ha tenido, pero cada vez son más seguras. Y la cuestión es saber establecer prioridades para poder fijar un Plan Energético, seguro, fiable y con un coste asumible que permita una calidad de vida a los ciudadanos cuya 'factura' se pueda pagar.
El aumento del precio de la energía y la crisis derivada de ello, ha supuesto que el debate sobre 'nucleares si o no' se haya inclinado hacia una postura de apoyo a la construcción de Centrales Nucleares por parte de la Comisión Europea que preside Ursula von der Leyen, que lleva al extremo de que propondrá clasificar como 'inversión verde' la construcción de centrales nucleares, lo que permitirá reducir los costes y bonificará la inversión.
El precio alcanzado por la energía y la imposibilidad de lograr descarbonizar la producción de electricidad, solo con energías renovables, obliga a plantear la opción de las Centrales Nucleares. Estas ofrecen un suministro estable y sin emisiones, como viene defendiendo Francia desde hace más de 50 años en contra de la postura de Alemania y España. Pero hay que tomar decisiones. Las alternativas no se resuelven de un año para el otro. Un Plan Energético Nacional se hace necesario con un pacto de Estado que lo apoye. Y urge que se sepa hacia donde debemos encaminar dicho Plan.