La fuerza que une a dos países a ambos lados del Atlántico

Leticia G. Colao
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La cerámica hermana a España y México desde el siglo XVI no solo en el proceso artesanal sino también en la transmisión de conocimientos y en el lenguaje

Una artesana de Puebla decora una pieza con motivos tradicionales en azul cobalto. - Foto: Bravo

El proyecto internacional de la cerámica que será evaluado para su reconocimiento el próximo miércoles en Bogotá es la primera candidatura intercontinental que se presenta ante el organismo internacional de la Unesco a lo que suma que, de ser aceptada, sería la primera en España como patrimonio inmaterial artesanal. Bajo la denominación ‘Procesos artesanales para la elaboración de la ‘talavera’ de Puebla y Tlaxcala (México) y de la cerámica artística de Talavera de la Reina y El Puente del Arzobispo (España)’, la iniciativa duplica su fuerza al unir no solo dos países situados en dos continentes diferentes, sino también dos centros productores artesanos que van más allá de lo material.

La importancia de la candidatura presentada en marzo de 2018 entre Talavera de la Reina, Puente del Arzobispo y México para que su cerámica sea inscrita en la lista de patrimonio inmaterial de la Humanidad de la Unesco, va mucho más allá de la conexión entre ambos países desde hace cinco siglos, que ya es mucho.

Según explica uno de los redactores de la parte española del expediente y jefe de Sección de la Viceconsejería de Cultura de Castilla-La Mancha, Bienvenido Maquedano, la de España y México es  una candidatura que va más allá, «porque habla de los artesanos, de la tradición de estas cerámicas, de cómo se han transmitido los conocimientos entre ceramistas desde el siglo XVI y de cómo se mantienen, además del lenguaje que les une en sus técnicas» con definiciones que sólo se usan en Talavera, Puente y México.  

Más que representativo es que en Puebla de México las cerámicas son ‘talaveras’, porque «Talavera es sinónimo de cerámica», algo que ya es especialmente significativo de su influencia.

Maquedano explica que en este caso no es el producto final lo importante, sin restarle valor, sino lo que está detrás de esa pieza, «y cómo ha sabido conservarse desde que artesanos talaveranos fueron a México en el siglo XVI y empezaron a producir cerámica como se hacía en Talavera y Puente, y cómo se ha mantenido en dos centros separados por 9.000 kilómetros de distancia y un océano por medio».

La unión entre ambos países comenzó a cristalizar en un viaje a México en 2017, del que finalmente nació el proyecto de la candidatura conjunta. Allí, recuerda que palabras sobre el proceso de realización de la cerámica que sólo había oído en Talavera o Puente «estaban en México», como ‘juaguete’, que allí se conoce como ‘jagüete’; el horno ‘pahílla’, al otro lado del Atlántico es ‘padilla’, o incluso comparten la palabra ‘pella’ o la misma forma de realización de los pinceles. «Está clara cuál es su procedencia, con alguna variación».

De aquí surgió la idea, aconsejada también por técnicos del Ministerio de Cultura para dar más fuerza a la candidatura de Tierras de Cerámica, de unir ambos países con la conexión clara de las ‘talaveras’.

Aquí radica la fuerza principal de un expediente en el que están puestas todas las expectativas y que supondría el espaldarazo definitivo  al sector cerámico en general y las técnicas artesanales de Talavera en particular. Desde el colectivo saben que es difícil pero también son conscientes de que tienen una candidatura «fuerte», apoyada principalmente en esa conexión entre países y el poder que confiere lo que, desde hace más de cinco siglos, supone un modo de vida, recuerdos, transmisión de conocimientos y la sabiduría propia de los artesanos que, al fin y al cabo, «es lo más frágil».

Formar parte unidos de la lista representativa de Patrimonio Inmaterial de la Humanidad unirá mucho más a España y México, en este caso, por la conexión de las ‘talaveras’.