El automovil pisa el acelerador

Carlos Cuesta (SPC)
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El Gobierno prevé que con el nuevo 'Plan Renove' se realizarán unas 300.000 renovaciones de vehículos de un parque móvil envejecido, en beneficio de modelos menos contaminantes y más eficientes

El automovil pisa el acelerador

La industria del automóvil vive en la actualidad un momento crítico ante la incertidumbre de un sector que está en plena fase de transformación. Los nuevos modelos híbridos y eléctricos parecen ser el remplazo obligado de los motores de combustión, especialmente los que funcionan con gasóleo por su alto índice de contaminación. Asimismo, las consecuencias de la crisis del coronavirus con la paralización de la actividad no esencial durante los meses del confinamiento ha lastrado tanto su producción como las ventas, lo que significa un mal año para una actividad que genera el 10% del PIB y el 9% del total del empleo del país, además de presumir de contratar a profesionales cualificados y estables, ya que un 83% de sus obreros son indefinidos.

En 2019, España fue el segundo país europeo y octavo del mundo en producción de automóviles con una facturación de 61.900 millones de euros que representó una aportación a la Hacienda Pública de 26.612 millones de euros. Así, fabricó en las 17 plantas repartidas por todo el país casi tres millones de vehículos y exportó al mercado internacional más del 80% de las unidades producidas, según la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (Anfac). Si a esta cifra se suman las ventas de componentes (34.000 millones de euros), el resultado conjunto de vehículos y piezas escaló hasta los 95.900 millones de euros.

En el año en curso, la producción en las fabricas nacionales hasta junio ha sido de 1,29 millones de vehículos en un contexto de caída de ventas y matriculaciones y con una noticia que ha significado un mazazo sin precedentes para el sector, como ha sido el anuncio del cierre de la planta de Nissan en Barcelona, que se hará efectivo en junio del próximo ejercicio.

Ante esta cruda realidad, el Gobierno ha oído las plegarias de los fabricantes españoles, que llevaban ya un tiempo pidiendo ayuda para reactivar las ventas, y ha aprobado un paquete de medidas dotado con 3.750 millones de euros, tras reconocer que esta industria ha sido, junto al turismo, una de las más castigadas por la crisis del coronavirus.

Los mayores beneficiados del Plan Renove 2020 serán aquellos usuarios que adquieran modelos nuevos con etiqueta ECO que dispondrán de un descuento máximo de 4.000 euros, además de otros 1.000 que correrán a cargo de los propios fabricantes.

El Ejecutivo ha establecido también que para aquellas familias que ingresen menos de 1.500 euros al mes, o que cuenten con un miembro de la unidad familiar con movilidad reducida o entreguen un coche con más de 20 años, se añadirán 500 euros extra, lo que da una subvención total de hasta 5.500 euros.

Tanto los fabricantes como los concesionarios han considerado una buena decisión esta inyección económica para un sector que exige, además, una seguridad política que se aleje de discursos contra el diésel para dar certidumbre a los compradores que ven que tanto los nuevos modelos híbridos como eléctricos no mejoran por el momento la autonomía de los vehículos de combustión, a parte, de contar con unos precios demasiados elevados para unos consumidores que también se están viendo afectados por la crisis económica provocada por el coronavirus que ha dejado miles de parados y de trabajadores en ERTE.

Asimismo, la automoción recuerda al Gobierno que las ayudas que ofrece con el Plan Renove garantizan a las arcas públicas un retorno de 450 millones a través de la recaudación fiscal que se deriva a través del IVA y de impuestos como el de matriculación.

El programa de Renovación de Vehículos 2020 presentado el pasado 15 de junio contempla todas las tecnologías disponibles en la actualidad: eléctricos, híbridos, híbridos enchufables, de hidrógeno, de combustión, GLP (gas licuado de petróleo) y gas natural.

Los economistas sostienen que las ayudas llegan tarde y que desde las declaraciones de la ministra de Transición Ecológica, Teresa Rivera, demonizando el diésel, las ventas cayeron estrepitosamente y junto con la crisis económica han dejado a esta industria muy tocada y con una gran incertidumbre sobre su futuro más inmediato.

Estratégico

Ante esta situación, tanto fabricantes y consumidores como el propio Gobierno reconocen que se trata de una industria estratégica para el país que no se la puede abandonar en estos momentos críticos de cambio e incertidumbre y que apostar por las nuevas tecnologías de eficiencia y sostenibilidad que ya se están comercializando permitirá al país seguir estando entre los grandes productores de vehículos del mundo. Unas inversiones que son fundamentales para el crecimiento del PIB, la generación de riqueza y el empleo de calidad, frente a la precariedad de otras actividades de la economía nacional.