«De la etapa de Toledo entre 1969 y 1979 me quedo con la creación de Focusa (Fomento Cultural, sociedad anónima) y la librería Fuenteovejuna. Allí había entremezcladas 120 personas de matices políticos completamente diferentes, desde los demócrata-cristianos (entre ellos, el futuro alcalde Juan Ignacio de Mesa, de UCD) hasta gente del Partido Comunista, Comisiones Obreras, UGT... La década de los setenta estaba aún llena de sombras, incluido el susto del golpe de Tejero un poco después, pero mi generación vivió aquellos momentos con una enorme ilusión».

El historiador Isidro Sánchez Sánchez, profesor colaborador honorífico de la Universidad de Castilla-La Mancha, pronunció en la Biblioteca Regional la conferencia «Toledo: la búsqueda de la democracia», enmarcada dentro del ciclo ‘Valores de una vida’. La disertación, pronunciada una semana después de la proyección de la película Selma (Ava DuVernay, 2014?, cuyo eje es la reivindicación de derechos civiles para las personas de color en Estados Unidos, propuso un paralelismo centrado en el Toledo de 1969 a 1979. «Aquí no es que pretendiéramos derechos: es que esperábamos la democracia».

La etapa escogida por el conferenciante abarcó desde la creación del Centro Universitario y la llegada a Toledo del cardenal Tarancón hasta las primeras elecciones municipales celebradas en España tras la muerte de Franco. Isidro Sánchez Sánchez desgranó, en primer lugar, la vida política «desde un régimen que ya daba las últimas boqueadas» hasta la nueva situación. «Fue una etapa de vida sindical, durante la que se creó Standard Eléctrica y llegó Comisiones Obreras. También fue el inicio del asociacionismo vecinal no solo en Toledo, sino en toda Castilla-La Mancha, con la plataforma El Tajo, en el barrio del Polígono o de Santa María de Benquerencia».

Para finalizar, Sánchez Sánchez -a cuyos esfuerzos al frente del Centro de Estudios de Castilla-La Mancha, en colaboración con la historiadora del arte y profesora Esther Almarcha, se debe buena parte del recuerdo y divulgación de aquella etapa- se centró en la vida cultural, mencionando la reanudación de la vida universitaria en Toledo y lo que denominó «una doble ruptura»: la creación del Grupo Tolmo en 1971 y la llegada de Focusa en 1975, «que trajeron consigo unas actividades completamente distintas a las celebradas hasta entonces».