Dos de los aspectos más destacados del polifacético y mutante David Calvo son la docencia y la literatura. Ambos son fiel reflejo de su espíritu humanista y humanitario, que se recogen en su último libro, 'Toledo entre versos e historias' (Celya Editorial), que se presenta esta tarde a partir de las seis y media en el castillo de San Servando.

Como profesor, David Calvo da clases a los alumnos extranjeros en la Universidad, y también da formación en distintas áreas en Fedeto, sobre todo, en lo relacionado con la inteligencia emocional o habilidades sociales. Su mensaje es muchas veces que «tenemos que vivir de otra manera, tenemos que ser felices, nos tenemos que apasionar por algo». Para el autor, «la pasión es lo importante para enfrentarse a cualquier reto». Esto le ha servido mucho para sus textos. Y su pasión, muchas veces, es Toledo.

Calvo también organiza, más que rutas, paseos didácticos en los que «mi intención no es tanto contar Toledo, como enseñar Toledo, mostrarlo desde otro punto de vista», apunta, convencido de que más allá de las rutas turísticas, «hay otro Toledo que vale muchísimo la pena y que hay que enseñar, sobre todo, enseñárselo a la gente de aquí». Incluso, ha hecho paseos de risoterapia.

En su última obra literaria, Calvo ha seguido una senda similar a la que le inspira su formación y sus rutas. Si 'Cambia, todo cambia', era un canto intimista y social, 'Toledo entre versos e historias' es un libro totalmente toledano, donde «sobre todo, hay mucha historia de la gente de a pie, que es lo que yo sobre todo quería destacar». Más allá de Toledo, en realidad, quien protagoniza este libro son las historias que en la ciudad viven los toledanos.

A lo largo de poco más de cien páginas, Calvo hace un recorrido por las calles y callejones, leyendas, edificios y monumentos, los toledanos y su río. Se mezclan historia con anécdotas y poemas, casi en todo momento centrados los textos en los toledanos, o en cómo los toledanos ven las historias y la ciudad.

El libro, prologado por Antonio Sánchez-Horneros, surgió prácticamente solo. Calvo tenía muchas cosas ya escritas, lo que le llevó a plantearse durante la pandemia juntarlos todos en un volumen. Aquello le sirvió para evocar Toledo, encerrado en su casa, y pensó que podría ser algo bonito no solo para los toledanos (los que ya lo han leído le han confesado que «hace pellizco»), sino también para los visitantes que se hayan enamorado de la ciudad, o quienes la quieran conocer desde un punto de vista, no tan turístico, y sí más humano.

La obra se completa con la parte gráfica. Tanto la portada, como el inicio de cada una de las partes del libro están ilustradas con una antigua foto de Toledo, sacada del Archivo Municipal. Hay postales de Loty o de HAE. Destacan la imagen de Santo Domingo el Real de la portada, o el daguerrotipo de 1856, cristal partido, del Casco histórico.

Este libro es independiente de las rutas, pero quizás algún día sus textos se puedan leer en alguna. Ahora, Calvo ya está pensando en el tercero. 'Toledo entre versos e historias' puede tener en su día una segunda parte. Pero antes, el autor está pensando en una novela personal e histórica, quizás basada en los recuerdos de su generación de los grandes eventos que le han tocado vivir. Mientras tanto, continúa con su blog, Todo cambia, y con su canal de Youtube.