"La edición de este año del Festival no es de supervivencia"

Hilario L Muñoz
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La venta de entradas va por encima del 60 por ciento y muy bien desde el primer día

"La edición de este año del Festival no es de supervivencia" - Foto: Pablo Lorente

Ignacio García afronta su cuarto año al frente del Festival Internacional de Almagro. Se trata de una edición, la número 44, especial por el momento de reapertura, tras las dificultades que la pandemia trajo el año pasado, y porque implica el regreso del país invitado y las cuatro semanas de Festival. El director señala que lo que hubo el año pasado se mantendrá en parte, con un protocolo que busca evitar aglomeraciones dentro y fuera de los teatros. 

¿Qué significó para el Festival que se pudiera celebrar el año pasado?

Visto con perspectiva es más importante la victoria colectiva que supuso celebrar el Festival. Fueron todos los participantes los que hicieron posible, como el patronato que fue valiente; el público que vino y se comportó de forma ejemplar; las compañías. Fuimos los primeros en volver a los teatros presenciales el año pasado y fue importante el impacto a nivel nacional y la llamada a otros lugares para que pudieran volver. La edición del año pasado fue la más frágil de las 44 que llevamos con la de este año. Probablemente, ha sido el año en la historia que más cerca ha estado de una cancelación y fue una gran victoria no tener que hacerlo. 

¿Qué cambios trae esta edición?

Ya no es una edición de supervivencia como la del año pasado, sino de regreso progresivo a la normalidad. No es una edición normal todavía, por el número de compañías, eventos o de actos masivos en la calle. No hay una programación internacional extensa, pero se recuperan todas las líneas del Festival. Ya hay país invitado, hay programación internacional, hay OFF, barroco infantil, hay música, hay danza, hay cinco producciones de la compañía nacional y son cuatro semanas, en vez de las dos del año pasado. 

¿Hay aspectos que se mantendrán a futuro? Pienso en la posibilidad de seguir ciertas obras por Youtube o los actos principales del Festival...

Hay una parte de la virtualidad que la hemos aprendido todos y que ha venido para quedarse. Ya lo estábamos haciéndolo, como la colaboración con Radio Nacional u otras iniciativas que permitían divulgar y llevar el Festival a gentes que no pueden desplazarse a Almagro. Lo estábamos haciendo tímidamente y la pandemia nos obligó a hacerlo de una manera más intensa. Lo que no comparto es el debate de si lo presencial o lo virtual. Lo presencial en el teatro es innegable, es la esencia propia del teatro. Lo virtual es un añadido de divulgación, difusión para dar a conocer y promover la marca Almagro en el mundo o de promover el Corral ahora que se está intentando potenciar su candidatura como Patrimonio de la Humanidad. Todo eso ayuda, pero no sustituye la experiencia de quien viene a Almagro y disfruta de una experiencia única e irrepetible. Almagro es una cosa muy tangible, con su calor, su olor y su manera maravillosa de disfrutar. Lo otro es un esfuerzo para que la gente conozca Almagro y en el futuro decida venir. 

La venta de entradas parece que está funcionado. ¿Cómo va?

La venta de entradas va por encima del 60 por ciento y muy bien desde el primer día. La gente tiene muchas ganas de Festival y eso no quita que lo vaya a vivir con prudencia y con ejemplaridad como el año pasado. Yo creo que igual que nos ha pasado con otros valores de la vida, como los amigos, familia o seres queridos, el encuentro físico, el compartir un espacio se valora de una manera diferente, por parte del público. Cuando un actor está encima de un escenario, a 10 metros, la experiencia es distinta a la de una pantalla. También lo es para el actor no solo porque es un medio de sustento sino porque necesita el feedback del público y necesita saber si están conectados o no. La venta de entradas tiene que ver con las ganas de la gente de recuperar una vida presencial. Hay mucha gente que organiza todo el año pensando en unas vacaciones maravillosas en Almagro, donde se puede comer bien, pasear y disfrutar del patrimonio. 

¿Qué aforos hay previstos?

Hay menos entradas a la venta por la distancia de seguridad, con aforos al 50 por ciento, y en espacios más grandes se aumenta al 66 por ciento. Aunque la norma regional permite el 75 por ciento, nuestro patronato ha tomado un principio de prudencia como el año pasado, contando que hay espacios que el año pasado no se abrieron y este año sí. Estamos muy contentos y va a ser un gran Festival, con gran seguimiento y evitando aglomeraciones. Se han escalado mucho los horarios de las funciones para evitar que todo el mundo cene a la misma hora. Es algo que ya probamos el año pasado, a las 20 horas había espectáculos en espacios cerrados, que no dependen de la luz solar; a las 21 horas en el Corral, donde es muy bonita la experiencia de que caiga la noche durante el espectáculo; y a las 22.45, en los espacios abiertos. Evitamos que todo el mundo salga de la función a las 20 horas y cene corriendo para meterse a las diez y media de la noche. Hubo como tres turnos de cena y se escalona mucho más la entrada y salida de teatros. 

¿Habrá cambios en el Festival si hay cambios normativos en la desescalada? ¿Por ejemplo en el tema de fotos? 

Se ha hecho esta desescalada en parte ya y el día que salimos a la venta el 10 de mayo lo hicimos con un 50 por ciento de aforo y planteando esa ampliación en los espacios que mejores condiciones de ventilación y sanitarias cumplen. Al ir evolucionando todo de forma positiva y no haber regresión en la evolución hemos tenido la posibilidad de mejorar esos aforos. Ahí nos tenemos que regir por el órgano máximo de gobierno de la Fundación que es el Patronato y que con buen criterio ha tomado esta decisión de prudencia. Piensa que ampliar el aforo al 70% en algunos son 10 entradas más o a veces son 30. Claro que serían unos espectadores más que podrían disfrutar de la oferta cultural, pero es importante el mensaje. Almagro es para mucha gente el inicio del verano cultural con un impacto fundamental y ver las imágenes ejemplares del público, entrar y salir sin aglomeraciones, es más importante que 10 espectadores más. Estamos al 60% no llenos, quien quiera venir a Almagro tiene su lugar y nos toca como en todo, ser prudentes.

Hay festivales que se han planteado el desarrollo en un mayor plazo y solo los fines de semana. Lo digo porque parece que la venta va mejor esos días que otros. ¿Se ha planteado algo similar Almagro?

Creo que Almagro tiene un sentido y está muy vinculado al momento del año. El año pasado fue un gran sacrificio hacer dos semanas en vez de cuatro semanas y retrasarlo a las últimas semanas, para dar tiempo a que la cosa funcionara mejor. Tuvimos la fortuna de que coincidió en un momento positivo de la pandemia, con pocos casos y que se pudo disfrutar del Festival en paz. Almagro es un municipio con mucha vida, después del teatro, está el festival de cine, la Feria... El Festival tiene un punto importante, pero no debe ser invasivo con la vida del municipio. El año pasado se plantearon todas las hipótesis, también retrasar el Festival a otras fechas, hacerlo de otra manera. El Festival de Mérida hace diez u ocho espectáculos en esos meses mientras que nosotros este año tenemos 38 compañías. Es un esfuerzo logístico y técnico y de comunicación bestial. Está bien escogido que el Festival sea un mes intensivo de gran fiesta teatral como no se puede ver en otro lugar el mundo.

En 2019 hubo una apertura del Festival a otros municipios, la pandemia cortó esa relación. No sé si hay fecha para que haya espectáculos de Almagro fuera de la ciudad...

Confiemos en que pronto. Nosotros siempre hemos tenido y seguimos teniendo la mano tendida. Todos hemos estado en esa supervivencia y los municipios han tenido que hacer un enorme esfuerzo de cubrir otras necesidades inminentes de su población. De todos modos regresará pronto esa idea de itinerancia que está muy vinculada a lo internacional y el año próximo va a haber esa itinerancia y esa vinculación con Ciudad Real y otros municipios.

Esta edición regresa con todo en su plano internacional. Con esa mirada a Portugal. ¿Qué diferencia el teatro del siglo de oro luso al español?

Portugal continúa ese camino que llevamos años haciendo con América Latina y que en el Siglo de Oro fueron países muy importantes determinantes. Este año se cumplen 400 años de la llegada al trono de Felipe IV, que fue rey de los dos países, porque había unidad política y cultural también. La gente no lo sabe, pero en El Príncipe Constante, que hacemos con la Compañía Nacional de Teatro Clásico, Calderón escribe un verso en portugués. En otras obras, Tirso escribe muchos o varios versos en portugués y muchos escritores portugueses escriben en castellano. Las compañías itinerantes iban y venían, pero al mismo tiempo ya lo vimos con América, México o Colombia, cada país aporta un sabor y un matiz distinto al Siglo de Oro. Colombia es la dedicación magnífica al idioma; México esa fuerza y ese folclore y colorido, ese sabor como su comida; y Portugal tiene esa nostalgia, cuidado y finura que lo vemos en todo. Es sorprendente ver que Quevedo hacía sonetos que se parecían a los de Camôes que había leído o que el padre de nuestro teatro ibérico, Gil Vicente, siempre estudiado como poeta español, era portugués.

El premio Corral de Comedias de este año es Julieta Serrano. ¿Qué méritos le hacen merecer este galardón?

Julieta Serrano es una de las grandes damas de la escena y una mujer que además ha hecho un gran esfuerzo a lo largo de su carrera por defender los clásicos, junto a un trabajo excelente en cine, televisión y teatro. Desde los años 60 en que comenzó a ir a Almagro con la compañía de Miguel Narros ha defendido el patrimonio clásico y el teatro en verso de una manera ejemplar. Su premio tiene que ver con el compromiso del Festival con las mujeres, autoras, directoras y creadoras, y creemos que Julieta es una madrina ideal para comenzar este Festival y darnos mucha fortuna en un año tan importante.