La gripe de 1918 en Toledo y provincia (y VII)

José García Cano*
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Sorprende la cantidad de similitudes que hemos encontrado con el actual Covid-19, tanto en la forma de atacar a la gripe de 1918 como la reacción de las autoridades sanitariasy de la sociedad en general

La gripe de 1918 en Toledo y provincia (y VII) - Foto: Instituto del Patrimonio Cultural de España

Con esta séptima entrega llegamos hasta el año 1920, momento en el cual ya habían descendido notablemente los números de contagiados y fallecidos por la gripe; se seguía investigando sobre una posible solución y ciertos médicos franceses trabajaban con el denominado suero antipestoso como una posible curación tanto para la gripe como para la encefalitis letárgica. Sin duda nos encontramos ante una epidemia que provocó una de las tasas de mortandad más altas de todo el siglo XX si exceptuamos el periodo de la Guerra Civil. Como hemos visto la mayor parte de los pueblos de nuestra provincia sufrieron de una forma u otra el castigo de la gripe, diezmando familias enteras o provocando la muerte de muchos cabezas de familia, con los problemas que ello acarreaba para la viuda y los descendientes que quedaban sin apenas ingresos económicos. Es cierto que nos sorprende la cantidad de similitudes que hemos encontrado con el actual Covid-19, tanto en la forma de atacar a la gripe de 1918 como la reacción de las autoridades sanitarias y de la sociedad en general, comprobando una vez más que la historia se suele repetir. Si actualmente miramos atrás para aprender y conocer cómo se actuó en otras ocasiones similares, posiblemente los toledanos y toledanas de 1918 también lo hicieran para comparar aquella gripe española con las otras epidemias que asolaron a la población del siglo XIX, como por ejemplo la de cólera que tanto miedo y desolación provocó entonces. Y como en cualquier situación crítica, surgen diversas opiniones, interpretaciones y enfrentamientos con la autoridad pública, y como no, también los toledanos atacaron a la Junta de Sanidad sobre como estaba gestionando el problema del cólera y sobre el establecimiento del polémico cordón sanitario. Como muestra de ello recordamos unos punzantes versos que a imitación del genial Bècquer decían así:

Volverán los doctores Taboadas,

la epidemia en Toledo a declarar,

y otra vez al reuma y a los partos,

cólera llamarán.

Pero aquellos millares de pesetas,

que en los bolsillos se enterraron ya,

aquellos regalitos que se hicieron,

esos no volverán.

Volverán de Toledo por las calles,

las camillas vacías a pasar;

volverán a pedir los toledanos

que quiten el cordón que les va a ahogar,

pero aquellos que mueran de miseria

y de hambre y frio de medida tal,

aquellos que reviente de coraje…

esos no volverán.

(José Vera González, 1884)

Como recuerdo de aquella epidemia de gripe de 1918, las crónicas nos cuentan que en algunas poblaciones toledanas, se recurrió a determinadas advocaciones en busca de ayuda contra la enfermedad, como ocurrió en Portillo de Toledo, donde se celebraron funciones dedicada a los Santos Mártires, también llamados Mártires Chicos, para que intercedieran contra la epidemia de gripe. En otros lugares se solicitaba ayuda a San Roque, pues siglos atrás fue un santo que protegía contra la peste, como ocurre en Escalona donde se le tiene mucha devoción ya que es el patrón o en Alameda de la Sagra donde también es el santo titular.  También en Almorox este santo es uno de los más queridos por sus vecinos y por ello es el patrón de la localidad.

No olvidemos que aquella gripe de 1918 dejó una cifra de alrededor de 200.000 víctimas tan solo en España. Fue una enfermedad a la que se le tenía miedo y con la que la medicina no sabía actuar; busquemos los paralelismos con nuestra actual pandemia y sobre todo seamos prudentes y pacientes hasta que esa inmunización llegue de una manera generalizada a la mayor parte de la población. Que una vez más la historia nos enseñe que no debemos caer en los mismos errores y que los médicos, técnicos sanitarios, investigadores y científicos saben lo que hay que hacer y por ello debemos hacerles caso sin bajar en ningún momento la guardia, tengamos o no ya la vacuna. Nos jugamos nuestras vidas y las de nuestros seres queridos, por tanto, aprendamos a ser prudentes, a respetar a los demás y a cuidar las normas sanitarias que se dictan por el bien de todos. Fueron muchos los toledanos de toda la provincia los que fallecieron hace ya más de un siglo en aquella gripe española, que su recuerdo junto al de las víctimas del Covid-19 nos sirva para entender lo frágil que es la vida ante este tipo de enfermedades.

*José García Cano es académico correspondiente en Consuegra de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo.