Carranza quiere levantar el depósito de su colección

C.M
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El propietario del conjunto de más de 300 piezas de cerámica y azulejería cedidas a la Junta en 2001 -por20 años- ha anunciado su intención de vender esta parte de la colección. Ofrece el derecho preferente de compra a la región y al Estado

Carranza quiere levantar el depósito de su colección

En mayo de 2001 Vicente Carranza firmó con el consejero de Educación y Cultura -José Valverde- la cesión a la Junta de Comunidades de la colección que todavía permanece en el Museo de Santa Cruz ya que el acuerdo se rubricó con una duración inicial de 20 años que, como suele ser habitual, podría prorrogarse si ambas partes así lo consideraban. Y fue el 26 de noviembre de esa mismo año cuando el presidente regional José Bono inauguró la muestra junto al coleccionista y ante la presencia de los Duques de Lugo.

Pues bien, a dos años vista de la caducidad de dicho convenio, el daimieleño Vicente Carranza ha expresado su intención de vender esta parte de su colección -las otras dos están divididas entre las donadas al Museo de Daimiel y las expuestas en el Real Alcázar de Sevilla-, lo que conlleva su deseo de levantar el depósito de las más de 300 piezas de cerámica y azulejería ubicado en el museo toledano.

El deseo del coleccionista ha propiciado el inicio de las negociaciones tanto con la Junta de Comunidades como con el Estado ya que, como es habitual en estos casos, el propietario ofrece a ambas administraciones el derecho preferente de compra de la citada colección.

Sea como fuere, y a la espera de las propuestas de todas las partes implicadas, lo que parece claro, según las fuentes consultadas por este periódico, es que si el acuerdo de venta se consuma -ya sea con el Ejecutivo regional o con el nacional-, las piezas continuarán en el Museo de Santa Cruz.

Llegados a este punto del plazo de cesión, ahora es tiempo de acordar cantidades económicas con el propietario ya que, suele acontecer en estos casos, la venta acaba siendo la fórmula más habitual tras los acuerdos de cesión. Esta dinámica, de sobra conocida por las administraciones públicas, es proclive a generar disparidad en las valoraciones de las colecciones porque es indudable que, como es el caso, la revalorización de las piezas cuando se exhiben en un Museo de la entidad del Santa Cruz.

No hay que olvidar que estos depósitos -contemplados por muchos conservadores como un arma de doble filo-, se protegen, restauran, limpian, conservan, estudian y catalogan por los equipos -y los fondos- públicos, lo que dota al conjunto de la exposición de un valor superior al que poseían antes de ubicarse en estos escaparates de arte internacionales. A ello se une que en torno a estas piezas se gestó un proyecto museográfico bajo la dirección del comisario de la exposición, Alfonso Pleguezuelo, catedrático de la Universidad de Sevilla. Variación al alza que, claro está, siempre es aprovechada por los depositarios a la hora de vender.

De ahí que las negociaciones ya iniciadas requieran de paciencia y buena voluntad por ambas partes pero, sobre todo, de un plan consistente y argumentado sobre el fin  expositivo que desean sobre una colección de cerámica y loza que, ya señalaron algunos expertos en museología en su día, no parece que tenga demasiada cabida en el Museo toledano y sí, quizá, en el talaverano Ruiz de Luna.