Los San Félix brillan en San Marcos

M. G.
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El maestro damasquinador toledano muestra un centenar de sus mejores piezas, 24 de ellas de pequeño tamaño, en una exposición que es un alegato por la salvación de esta profesión artesanal

Los San Félix brillan en San Marcos - Foto: Yolanda Lancha

Técnica, perfección, belleza, oficio y una gran maestría. Quizá haya más adjetivos para definir al damasquinador Mariano San Félix, pero estos bastan para perfilar a un artesano que se ha preocupado durante toda su vida de investigar y experimentar con este arte de incrustar oro y demuestra que el punzón, el buril, las cuchillas y el resto de sus aparejos siguen de su lado buscando nuevas obras. 

«La inspiración llega a cualquier hora», explica San Félix, de 83 años,  tras dejar atrás el Centro Cultural San Marcos, que expone estos días una amplia muestra de su damasquinado con piezas emblemáticas que ayudan a entender al espectador la complejidad de este oficio y la pericia de un damasquinador que no se ha conformado con los diseños mudéjares tan característicos de este arte y ha buceado en otras muchas técnicas con las que demuestra que el damasquinado puede incluso ofrecer retratos de gran calidad. 

No lleva bien la cuenta, pero San Félix cree que esta exposición es la décima de su larga trayectoria, porque suele exponer cada cuatro o cinco años. El damasquinador cambia el tono porque cree que será la última debido a su edad, pero  remarca «que no serán los únicos trabajos» porque seguirá creando piezas y combinando distintas técnicas para conseguir los grandes resultados de los que está tan orgulloso desde hace tiempo.

Los San Félix brillan en San MarcosLos San Félix brillan en San Marcos - Foto: Yolanda Lancha«En esta muestra hay unas cien piezas, de las cuales 24 son de tamaño pequeño». San Félix asegura que no ha mostrado algunos de sus «máximos trabajos», pero la exposición realiza un intenso recorrido de su obra con muestras exclusivas y de gran calidad que sorprenden a los espectadores, como la torre-reloj, compuesta por más de 80 piezas; el retablo Apostolado ‘El Greco’, de más de doscientas piezas ensambladas y unidas con maestría; tres complejas ánforas, un cuadro de la vista de Toledo; la daga de Carlos V;y la cruz que recibió recientemente el Papa Francisco como obsequio de la ciudad, entre otras.

«Tengo muchas soluciones para damasquinar y puedo hacer de todo», explica San Félix, sin detallar mucho más porque de los posibles proyectos no le gusta hablar hasta que no están encarrilados A pesar de todo, se le escapa que a raíz de exponer su autorretrato junto a su perro Tinto le ha surgido alguna oferta que ha tenido que rechazar por la complejidad de conseguir un buen resultado porque el damasquinado no puede competir con la pintura en los detalles, el sombreado, la perspectiva y otras muchas ventajas del pincel.

El damasquinador sonríe cuando se le habla de la técnica sanfeliniana», un guiño cariñoso de su buen amigo José María González Cabezas, encargado del catálogo de la exposición. Un adjetivo que repite con frecuencia para que esta técnica ‘siente cátedra’ y puedan estudiarlas las nuevas generaciones.

Los San Félix brillan en San MarcosLos San Félix brillan en San Marcos - Foto: Yolanda LanchaSan Félix tiene claro que seguirá trabajando y vendiendo piezas a las tiendas de damasquinado, un buen reclamo para incentivar las ventas de estas singulares piezas de artesanía, pero echa en falta que el damasquinado «esté más cuidado en la ciudad» y considera que las administraciones «lo tienen un poco abandonado». Por tanto, aprovecha para recordar la importancia del damasquinado en Toledo y pide «más dedicación y apoyo a los damasquinadores» y mantiene que la ciudad «se está jugando mucho dinero».

Más fotos:

Cuadro del maestro damasquinador Mariano San Félix.
Cuadro del maestro damasquinador Mariano San Félix. - Foto: Yolanda Lancha
Los San Félix brillan en San Marcos
Los San Félix brillan en San Marcos - Foto: Yolanda Lancha
Los San Félix brillan en San Marcos
Los San Félix brillan en San Marcos - Foto: Yolanda Lancha

San Félix llegó a llevar la cuenta del éxito que tenía el damasquinado hace años, «cuando había 105 tiendas y no sé cuantos talleres». Añora esos tiempos, pero es optimista y cree que publicitándolo bien la ciudad ganaría mucho con este oficio artesano. Mientras tanto, él continuará dando rienda a su inspiración, a sus técnicas y a su manera de trabajar el oro. 

ARCHIVADO EN: Damasquinado, Arte, Belleza, Toledo