La Cátedra del Tajo estudiará los contaminantes emergentes

J. Monroy
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El equipo, coordinado por Beatriz Larraz, también ha comenzado en Toledo un estudio sociológico sobre los usos del río cuando hace cincuenta años todavía esta permitido el baño

La Cátedra del Tajo estudiará los contaminantes emergentes - Foto: Yolanda Lancha

La nueva Cátedra de Tajo, financiada por la Fundación Soliss, en colaboración con la UCLM, es una colaboración entre la empresa privada y la universidad que se traduce en 40.000 euros por cada uno de los tres años, renovables, del convenio. Esto va a permitir, apuntó su directora, Beatriz, Larraz, actuaciones a largo plazo y ver los resultados en artículos de investigaciones o de tesis doctorales para trasladarlos a la ciudadanía.

De forma que al trabajo, hasta ahora voluntarista, del Grupo de Investigación sobre el Tajo de la Universidad, en colaboración con la Red por el Tajo, se van a unir los profesionales de Soliss, y una financiación que permitirá abordar investigaciones que hasta ahora no se estaban desarrollando por la falta de financiación. Larraz ha puesto sobre la mesa las primeras actuaciones, sobre las que ya está trabajando, que pasan por una investigación sobre los contaminantes (sobre todo, los nuevos contaminantes), la mejora de la depuración, cómo afecta la situación del río en la funcionalidad de los ecosistemas, la pérdida de expectativas económicas del eje del Tajo y una investigación sociológica académica sobre los usos del Tajo hace cincuenta años, cuando se prohibió el baño. Además, gracias a un grupo jurídico fuerte, la Cátedra tratará de sugerir modificaciones legislativas, como ya hizo el Grupo de Trabajo sin demasiado éxito con la mejora de las Reglas de Explotación del Trasvase.

La primera investigación que Larraz ha puesto sobre la mesa tiene que ver con los contaminantes, sobre todo, los contaminantes emergentes. Desde la Universidad se hará un rastreo de toda la contaminación del eje del Tajo, donde hasta ahora no había investigaciones sistemáticas. Quiere buscar huecos sin cubrir en investigación puntera. Ahí los contaminantes emergentes son todavía en parte desconocidos, tanto en su identificación, como cuantificación, o sus efectos en los ecosistemas. El Grupo de Química Analítica trabajará en ello.

Además, el próximo año se cumple medio siglo de la prohibición de baño en el Tajo y la Cátedra ha iniciado ya una investigación académica y sociológica «muy rigurosa» para recuperar testimonios en torno al río. «Vamos a intentar establecer ese discurso de qué era lo que se vivía hace cincuenta años. Porque la gente que realmente lo disfrutaba y realmente era consciente de ese disfrute que tenía ya se nos está haciendo mayor y hay que intentar recoger sus testimonios de una manera rigurosa», apuntó Larraz. Ya han comenzado las entrevistas en Toledo, pero proseguirán a lo largo de la cuenca para plasmar de forma seria y rigurosa cómo se disfrutaba del río cuando estaba en buen estado.

El proyecto educativo del Grupo de Trabajo también estaba parado por falta de financiación y Larraz entiende que se podrá reanudar, primero en Toledo, pero en breve también en Talavera, dado que el ámbito de la Cátedra del Tajo es la cuenca completa del río.

Finalmente, la Cátedra va a dedicar mucho esfuerzo en la divulgación de esas investigaciones, para que puedan conocerse, a través de las primeras revistas internacionales, en la órbita internacional.

Una Cátedra que seguirá abierta a la colaboración ciudadana. Por ejemplo, concluyó Larraz, en estos momentos se ha convocado un concurso para el logo de la misma.

Red por el Tajo. Larraz comenzaba este miércoles la presentación de la Cátedra del Tajo en compañía de Alejandro Cano, de la Red por el Tajo, a la que agradeció su trabajo voluntario, fruto del cual, precisamente, nació el Grupo de Trabajo de la UCLM.

Cano también agradeció la oportunidad que brinda Soliss y la labor que desde 2012 viene desarrollando este grupo de profesores universitarios. Espera que a partir de ahora, otras empresas sigan la senda de Soliss y apuesten por la investigación en el río. A su juicio, la Cátedra será imprescindible para profundizar en los conocimientos sobre el río, pero también para presionar a las administraciones. Porque, criticó, las administraciones muchas veces se mueven por inercias (en este caso por la apuesta por la agricultura en Murcia), que no siempre son positivas, porque han llevado al cambio climático, por ejemplo. Es mejor replantearse todo y basarse en criterios científicos.