Como para todos, 2020 ha sido atípico para la Archidiócesis de Toledo. El año pasado dejó en las cuentas de la Iglesia toledana un déficit puntual de un 13,86 por ciento. Se tuvo que financiar en 4,3 millones de euros, equivalentes a la caída de ingresos, con los que la deuda se ha quedado en 25. Así lo han explicado el arzobispo de la ciudad, Francisco Cerro, y el ecónomo del Arzobispado, Anastasio Gómez.
Gómez, no obstante, apuntó dos buenas noticias para las cuentas eclesiásticas, como son una recuperación en las cuentas de lo que va de año y que el pasado, a pesar del déficit, el Arzobispado «ha hecho los deberes» y ha cumplido con sus obligaciones financieras y de proveedores, sin hacer despidos. Ha sido a cambio de más deuda, incluido un millón de los fondos ICO.
Un motivo del déficit del año de pandemia ha sido una lógica caída de ingresos por la falta de apertura templos, que estuvo muy acentuada, según apuntó el ecónomo. Otra línea como el turismo, en 2020 cayo un 87,3 por ciento. Eso sí, apuntó Gómez, primavera, verano y otoño del presente ejercicio «son muy esperanzadores, el turismo nacional recuperando y en el último mes parte del turismo internacional también».
Las aportaciones directas de los fieles el pasado año fueron de 7,2 millones, un 22,7 por ciento de los ingresos. Destaca la partida de «otros ingresos», como las herencias, que llegan a los 4,3 millones. Aquí Gómez explicó que varios sacerdotes fallecidos han dejado lo que tenían al Arzobispado y, en concreto, Casa Sacerdotal donde han residido sus últimos años. Las colectas parroquiales se quedaron en 1,4 millones, las suscripciones en 588.785 euros y las colectas para otras instituciones de la Iglesia, 880.705.
Pero sin duda una de las mayores fuentes de ingresos para la Archidiócesis este año ha sido el dinero que viene de Hacienda, a partir de las dos 'equis', lo que asciende casi a los seis millones de euros.
Entre los ingresos de patrimonio y otras actividades, la Iglesia ha captado 2,6 millones, incluidos alquileres de inmuebles, activos financieros y actividades económicas. Gómez apuntó que también sufrieron las inversiones financieras, los ahorros de la Diócesis, porque con la pandemia los mercados financieros no han sido positivos.
Los ingresos corrientes han sido de 10,8 millones, y se han producido ingresos extraordinarios por valor de 4,5 millones, entre ellos, la enajenación de patrimonio. El total de recursos, con la financiación, es de 35,5 millones.
Gastos. Es la misma cifra invertida este año. De ellos, 8,2 se han ido a actividades pastorales y asistenciales (incluidos cuatro millones de Caritas); 6,6 a retribuciones del clero; 2,1 a retribuciones de personal regular; 2,7 a aportaciones a los centros de formación; 10,1 a conservación de edificios y gastos de mantenimiento; y 5,6 a gastos extraordinarios, entre los que Gómez destacó que la conservación edificios se lleva un montante sustancioso, 2,6 millones. En nuevas construcciones, se invirtió 1,1 millones, principalmente en el nuevo templo Ontígola, que pasará de los dos millones.
El ecónomo también destacó el esfuerzo el pasado año en medidas primero ayudar a las parroquias, para pagar los préstamos que han pedido para obras y no podían pagar. Desde el Arzobispado pudieron ayudar al programa de seguros de las parroquias.
Finalmente, el ecónomo destacó que en agosto se amortizaron los préstamos 2008 y 2009, «lo que es buena noticia».
A partir de ahí, «en 2021 esperamos que las cuentas sean equilibradas, porque pensamos que hemos hecho los deberes». Se suspendieron muchas de las obras que se iban a afrontar, pero se han pagado las obligaciones y a los suministros, «también hemos hecho un ajuste en los gastos en 2020 y eso está dando resultados en 2021».