Tomás Rufo: «Soy un afortunado, sigo cumpliendo metas»

Mario Gómez
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Este lunes toreará por primera vez de luces en la plaza de la capital en una fecha tan simbólica como el 12 de octubre. Lo hará junto a Calita y Fortes, que, junto a Rufo, estoquearán animales de Alcurrucén

Rufo no ha cesado su preparación durante todo este tiempo y este lunes tiene una gran cita. - Foto: Dominguín

El 12 de octubre de 2020, era la tarde ideal para haber visto a una de las ilusiones novilleriles de la temporada pasada hacer el paseíllo como matador de toros. De no tener nada, a jugarse casi la carrera a una tarde en Madrid, a ganar el Certamen de novilladas nocturnas organizado por Plaza 1 con la colaboración de la Comunidad de Madrid, y redondear el año saliendo en hombros en la Feria de Otoño. Una montaña rusa que lo catapultó a ser uno de los nombres propios de 2019 y estar en boca de profesionales y aficionados como una de las más firmes promesas de la tauromaquia, y tener anunciada una alternativa por todo lo alto.

Ahora, un año después, vive la tesitura profesional y personal que atañe a toda la humanidad, la tauromaquia es un sector muy castigado «como tantos otros» y a pesar de ser un año muy señalado a priori, lleva desde marzo sin vestirse de luces, pero con mucho campo en las muñecas y toreo en la cabeza.

Tomás Rufo destila optimismo, «es clave tomarse las cosas así para no venirse abajo», afirma, es la virtud de ver el lado positivo de las cosas, el orden dentro del caos, la luz dentro de la tiniebla y lograr así un motivo para seguir adelante.

Habla con una entereza impropia de un chico de su edad, que acarició el sueño de ser matador de toros con la yema de los dedos, pero que esta maldita pandemia le ha obligado a posponer.

Al hablar de Toledo, le vienen a la mente multitud de recuerdos vividos en la plaza. Muchas tardes en sus tendidos contemplando a toreros de renombre, o entrenando en su ruedo, soñando con la faena perfecta. Lamenta que las restricciones de aforo impidan ver el coso lleno, pero derrocha, una vez más, ese lado optimista lanzando la coletilla de «seguro que pronto todo habrá pasado y podremos disfrutar con la plaza a rebosar».

Plenamente consciente de la difícil situación que atraviesa la humanidad, Rufo se considera afortunado, pues de una manera o de otra «sigue cumpliendo metas». «Durante el confinamiento no he dejado de entrenar», a pesar de todo, «he continuado con la preparación», sabedor de que se pueden dejar pasar el tiempo, o hacer que el paso del tiempo deje poso en cada uno. Esto provoca que llegue muy preparado a la cita de Toledo, que desde que sabe la fecha «no se la quita de la cabeza», es un día muy especial y una cita para «sentirse muy torero».

«Si ha pasado todo esto, estoy seguro que tiene un motivo, quiero pensar que algo mejor vendrá después», sin duda, esta forma de encarar las situaciones sobrevenidas y la forma de expresarlo, hace que incluso podamos sumarnos a esta visión ‘rufista’ de la vida.

Antes solamente Olivenza, después actuará dentro de la Gira de la Reconstrucción (promovida por la Fundación del Toro de Lidia) en Fuengirola; número escaso en un año atípico que servirá a Tomás Rufo sin duda, para llegar más hecho a una futurible alternativa.

«Quizá sea el año de mi vida que más campo he hecho» sentencia. Tras el periodo de confinamiento, comenzó a acudir a las ganaderías para comenzar a plasmar en la cara de los animales todo aquello que había ido madurando en el toreo de salón. «En cuanto se pudo salir, comencé a hacer campo. Han sido mucho los tentaderos que he hecho, había que aprovechar para tentar o lidiar animales a puerta cerrada», asevera.

Hambre de toreo, combinado con madurez y asiento en sus palabras. La difícil facilidad de hablar con templanza cuando se tiene mucho que decir, de comer despacio, cuando bulle el hambre, de no desviarse de un camino, cuando lo fácil sería perderse por los derroteros de la juventud.

No sabe qué le deparará la temporada próxima, «ya se verá» dependiendo de cómo avance la situación sanitaria y como vaya todo, se podría pensar en programar la alternativa de nuevo, ante lo que el novillero de Pepino, continúa manteniendo los pies en el suelo «cuando llegue el momento lo valoraremos, aunque sería lo lógico pensar que será similar al que había planeado su apoderado Rafael García Garrido, había trazado para 2020, donde se le preveía en todas las ferias de principio de temporada y en varias corridas de toros, donde a buen seguro sería un aliciente en carteles destacados.

Mentalmente más fuerte, corrigendo matices, con la figura de Morenito de Aranda muy cercana, fiel a sí mismo y siguiendo su camino, sabiendo que el aficionado no le olvida y le espera, llegará Tomás Rufo a Toledo, para enfundarse por primera vez el traje de luces que, a pesar de no haber estado durante mucho tiempo en la silla, nunca salió de su cabeza.