La estrecha relación entre Ejército  e Iglesia sigue viéndose reflejada en la colección de postales de la Academia de Infantería del año 1911, en este caso, con una única tarjeta de una ceremonia religiosa, nada menos que en Linares. En la amplia colección de 1912, ya hay tres postales más de una multitudinaria misa en el campamento. Como curiosidad, destaca el coronel Jesús González de Caldas, en una de ellas no se ve el altar, pero sí el batallón rindiendo honores en posición de ‘arma rendida’, ya suprimida. La colección del curso 1912-13 comienza con la jura de bandera en una misa de campaña durante el día de la Inmaculada, patrona de la Infantería. Es la única tarjeta religiosa de un amplio reportaje del día de jura. Todavía en el mismo curso hay espacio para una íntima misa de campaña, a los pies de un árbol. En el curso siguiente (13-14) se repite una postal muy parecida de la misa de jura de bandera en la Inmaculada, inicio de otro reportaje.

En la colección de 1915 hay nada menos que cinco tarjetas de lo que González de Caldas ha identificado como el acto eucarístico de la bendición de la bandera por el cardenal Guisasola, el 26 de junio. Se trata de un regalo que en teoría al menos bordo la reina Victoria Eugenia. La parte bordada es el escudo que tiene actualmente la bandera de la Academia General Militar en Zaragoza, y es una de las dos banderas históricas que tiene el Ejército, lo que significa que excepcionalmente no tiene el escudo de España actual.

No encontramos postales religiosas en el recorrido por las instalaciones de la Academia de 1916, ni las más alegres colecciones de 1920; sí en la colección del curso 20-21, con una o dos misas en el campamento de los Alijares, que el fotógrafo Jiménez Millas recoge para Hauser y Menet en cinco multitudinarias fotos, ciclistas incluidos. Como curiosidad, hay otra tarjeta de los reclutas saliendo de la cuesta del Alcázar hacia el Corpus.

Actos religiosos en la Academia de Infantería (II)En 1922 vuelve lo que tendría que ser un clásico: una misa de campaña en Mora. La colección de enero a agosto de 1923 comienza con la jura de alumnos, esta vez sin misa, pero con la imagen imponente de un religioso de sotana. No podía faltar la misa de campaña.

Recuerda González de Caldas que aquellos sacerdotes religiosos siempre fueron  muy queridos y se les llamaba coloquialmente «pater». Como acompañaban a las Unidades en las Campañas hay condecorados por Méritos de Guerra. Las unidades eran parroquias y aún conservan libros de bautismo, nacimientos, defunciones, bodas. Entre los servicios que desarrollaban era el registro de tumbas (como las de los caídos en la División Azul) pues a veces se enterraban en el campo de batalla y en el libro de defunciones detallan la localización.

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