La espada toledana de Adolf Hitler

F. J. R.
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El líder nazi contó en su colección personal con una espada ropera y una daga vizcaína forjadas en la Fábrica de Armas de Toledo que fueron un regalo de Pilar Primo de Rivera en abril de 1938

La espada toledana de Adolf Hitler

La fama de las espadas toledanas es mundial. El valor de su acero es legendario y desde tiempos antiguos es uno de los principales reclamos de la ciudad. Difícil es zambullirse en algún momento de la historia y no encontrar referencia alguna, incluso en los momentos más oscuros.

Adolf Hitler, el führer del Tercer Reich, también conoció la fama de las hojas toledanas. Tanto que tuvo en su propia colección personal dos ejemplos. Se trataba de una espada ropera, de las llamadas tizonas, y una daga vizcaína. Ambos ejemplares fueron diseñados, forjados y grabados en la Fábrica de Armas de Toledo y terminaron en manos del jerarca nazi como un particular regalo.

La persona que se encargó de realizar semejante presente al líder nacionalsocialista no fue otra que Pilar Primo de Rivera, hermana del fundador de la Falange e hija del dictador que gobernó España entre 1923 y 1930.

Todo sucedió en abril de 1938. La Guerra Civil Española entraba en su recta final. Quedaba menos de un año para que el conflicto cayera del lado de las tropas franquistas y el incipiente régimen mantenía por entonces un intenso idilio con la Alemania nazi.

Franco había logrado el apoyo personal de Hitler en la contienda frente a otros generales sublevados que fracasaron en esa búsqueda. Los nazis aportaron hombres, gasolina, armamento y, sobre todo, aviones al bando nacional, permitiendo el desembarco de las tropas africanistas sublevadas en la península mediante el primer puente aéreo de la historia.

Sin el apoyo de los nazis, la victoria de Franco no había sucedido. Al menos en el tiempo y las formas que lo hizo. Y eso tuvo su precio, aunque hubo que esperar al término de la contienda civil para empezar a cobrarlo.

Antes, en ese impase entre el fin del alzamiento y el inicio de la Guerra Mundial, en una de las muchas visitas oficiales entre los dos regímenes, se produjo la citada entrega a Hitler de una espada y una daga toledana.

El conjunto de armas, ropera y vizcaína, formaban parte del arsenal de uno de los cuerpos militares que más éxitos le había dado a España: los Tercios. Eran la combinación definitiva en manos de un soldado español, y así se las presentaron al führer.

Pilar Primo de Rivera visitó Alemania en abril de 1938 como delegada nacional de la Sección Femenina (SF) de FET de las JONS (Falange Española Tradicionalista y de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista). Su viaje se limitó a la capital germana, y tuvo como plato fuerte una entrevista de protocolo con Adolf Hitler que fue muy comentada por la prensa franquista.

Este encuentro ha sido rescatado por el periodista e investigador Francisco Rodríguez en un ensayo que verá la luz esta misma semana bajo el título de ‘Otto Skorzeny, el nazi más peligroso en la España de Franco’, de la mano de la editorial Almuzara. En sus 320 páginas, el autor desgrana las intrigas del ex coronel de las SS, que tuvieron a la ciudad de Toledo como telón de fondo.

La antigua capital imperial tenía componentes míticos para los nazis que Francisco Rodríguez se encarga de rescatar en su obra y que se traducen, entre otras muchas anécdotas, en situaciones como la que terminó con una espada toledana en manos del propio Hitler.

La prensa española de la época recogió la visita a Berlín de la líder falangista con todo lujo de detalles, incluido uno muy particular que quedó inmortalizado en la conocida como ‘Y: revista de la mujer nacional sindicalista’, publicada el 1 de mayo de 1938.

Bajo el titular ‘Pilar Primo de Rivera en Alemania’, se contaba todo su periplo por el Reich y los actos en los que había participado, a la vez que se incidía en que su «entrevista con el Canciller Hitler tuvo toda la trascendencia que le prestaba la enorme personalidad del Jefe de Estado alemán».

El reportaje recuperado ahora para las páginas de La Tribuna, incidía en que el führer mostraba «su gran interés por España» y que Pilar Primo de Rivera «le obsequió con una daga y una magnífica espada debidas a la industria toledana. Estos regalos fueron muy del agrado del Führer».

Por su parte, Hitler correspondió agasajando a su invitada «con un magnífico florero con flores rojas y amarillas y —algo que el Canciller concede muy difícilmente —un retrato con expresiva dedicatoria y marco de plata».

La complicidad entre los dos fue máxima, tanto que el escritor falangista e introductor del fascismo en España, Ernesto Giménez Caballero, llegó a concebir la idea de un matrimonio entre ella y el líder nazi. Puras elucubraciones.

Pilar Primo de Rivera terminó su periplo por Berlín empapándose con los métodos de trabajo de las Secciones Femeninas del Naciolasocialismo. Regresó a España, pero volvió en dos ocasiones más a Berlín —en 1941 y 1943— y se encargó de recibir a todas las delegaciones de las Juventudes Hitlerianas que visitaron España. Fue una especie de embajadora con la Alemania nazi que sobrevivió a la caída del Reich y de Franco, ya que se mantuvo hasta 1977 como Delegada Nacional de la Sección Femenina. Fue cesada por carta por Adolfo Suárez y permaneció desde entonces alejada de la vida política, pero muy presente en los círculos fascistas. Murió en Madrid en 1991 a los 83 años.