La fresca madurez de The Strokes

Javier Herrero (EFE)
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Después de siete años de larga espera, la banda neoyorquina que lidera Julian Casablancas acaba de estrenar un nuevo álbum, titulado 'The New Abnormal', una vuelta al 'rock and roll' que ha sido la base de sus grandes éxitos

La fresca madurez de The Strokes

The Strokes, la banda que revitalizó el rock de guitarras en los albores del siglo XXI, está de vuelta y demuestra que es posible sonar fresco en plena madurez, aunque en su nuevo álbum de estudio, The New Abnormal, rehuyan ejercicios experimentales en favor de las bases fundamentales de su éxito.

En una época en la que las listas de éxitos casi han dejado de lado el rock and roll, el quinteto estadounidense se mantiene como uno de sus escasos y fieles baluartes de referencia, razón quizás que les ha llevado a bautizar el disco de esa manera, la nueva anormalidad en su traducción al español.

Curiosa ya fue la forma de anunciarlo, durante un mitin del senador Bernie Sanders en su postulación como candidato demócrata a la Presidencia de EEUU, y atípico es también el contexto en el que llega al mercado, con una pandemia que hará imposible que cumplan sus compromisos en vivo como era estar en el Primavera Sound el próximo mes de agosto en Barcelona.

Vaya por delante que este primer LP en siete años no es Is This It (2001), aquel primer disco que cautivó a media humanidad desde el Nueva York del 11-S con riffs electrizantes. Pero tampoco lo pretende. «Sé lo que queréis, pero lo odio», ya anticipaba en un reciente concierto en Londres Julian Casablancas, la voz al frente del conjunto en el que también milita Albert Hammond Jr. y que comenzó a trabajar tímidamente en este álbum en 2016.

Las comparaciones entre su sexto disco de estudio y su debut serán numerosas en cualquier caso, sobre todo porque la calidad del conjunto les acerca a su mejor estado de forma, superior al menos a la de Angles (2011) o Comedown Machine (2013), cuando su continuidad se ponía en entredicho.

Basta escuchar los primeros acordes para reconocer su firma en esos sencillos pero pegadizos juegos de acordes. Afortunadamente, en The New Abnormal» el estallido nostálgico está lo suficientemente bien ejecutado como para no resultar demasiado forzado o desesperado.

Desde el título del tema de apertura, The Adults Are Taking, ponen de manifiesto que su posición de partida no es la de pasar por jóvenes de veintitantos años, sino cuarentañeros que quieren volver a pasárselo bien.

La mejor prueba de todo esto es Brooklyn Bridges To The Chorus. No es Last Nite, pero el tercer corte del álbum es lo más parecido a un gran bombazo de The Strokes y deja claro con sus sintetizadores discotequeros y su adhesión al glam-rock que el grupo anda juguetón.

Producido por Rick Rubin en los estudios Shangri-La de Malibú, este nuevo álbum retine algo de la brillante pátina californiana en temas como la bobalicona Eternal Summer, quizás el único de los nueve cortes que podría despertar algunas divisiones.

Sin rellenos, en su reivindicación de un pasado vívido, guitarrero y despreocupado sobresale Bad Decisions, que incluye un guiño al Dancing With Myself de Billy Idol y fue escogido como una de las cartas de presentación.

Como contraste también destacan piezas desaceleradas como Selfless o Not The Same Anymore, en la que convierten en un poderoso caudal creativo el impulso contrario, el que alude al proceso de crecer y envejecer, al de abandonar sueños que se estampan contra puertas cerradas.

Paradójicamente este The New Abnormal será para muchos incondicionales una fantasía que se ha convertido en realidad, la de volver a tener en liza a The Strokes haciendo lo que mejor saben hacer desde un sonido redondo de banda que acumula ya más de dos décadas de experiencia.