La seriedad de Portillo es para valientes

Dominguín
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Como es tradicional la divisa de Mariano de León fue lidiada otro año más el día 28, mientras el día siguiente fueron novillos del Cortijillo. Manuel Rueda, Ruiz de la Hermosa y Jesús Romero salieron en volandas, pero Miguel Zazo hizo el mejor toreo

Los novilleros que van a Portillo se enfrentan novillos con trapío. - Foto: Carlos Pinto

El idilio de Portillo y de la ganadería de Mariano de León ya sobrepasa los 50 años. La ganadería cuyos animales pastan en la vecina localidad de Casarrubios del Monte, son un clásico portillano, y además ocupando el día taurino más importante de sus fiestas el 28 de septiembre. Esta vez el dilatado encierro pudo condicionar las embestidas a la tarde de los pupilos de Alfonso y Mariano de León, que destacaron por su presentación. Conocido es por todo el orbe taurino, la presentación de los erales que en Portillo se corren y se lidian, y para ello los que se anuncien son sabedores de cuál es su destino.

Manuel Rueda fue el primer espada del sábado veintiocho, venia desde Sevilla a esta feria y la seriedad de los erales le condicionó su actuación. En el primero le faltó acople y ligazón, sumado a la tremenda voltereta sufrida. No obstante, consiguió cortarle una oreja al noble astado. A su segundo, Rueda le cortó la dos, generosas, pues el serio de Mariano de León le exigía cruzarse y el realizó una faena de cara a la galería y ventajista si llegar a ligar tandas importantes. Al final salió sólo a hombros del coso con tres orejas en el esportón.

El novillero de Ventas con Peña Aguilera llegó con gran disposición a Portillo, y desde que se abrió de capa quiso dejar su impronta. El volumen y la seriedad de su primero, no le amedrentó y cuando tuvo en la mano la muleta, la cosa cambió. Zazó pudo desde el principio con el eral que acusó en demasía el encierro, tapando su oficio la escasa calidad del animal. A fuerza de tesón, de pisar sitio comprometido y de hacerle las cosas muy de verdad, metió en la pañosa la embestida de su enemigo, haciendo parecer buena la res. El público estaba entregado con el paisano, y tenía en su mano un triunfo importante por la mejor faena del festejo, pero la espada le cerró toda puerta de éxito, dejando en un frío silencio todo su esfuerzo. Al que le correspondió en cuarto lugar, no lo pudo torear igual, un eral con cara, pero con menos volumen que sus hermanos, complicado para el toreo. Zazo no tuvo la misma aptitud que en su primero dejando detalles y trazos sueltos que no pusieron brillantez a la faena que fue silenciada al acabar con el animal.

En la última novillada del serial, se corrieron animales de la ganadería del Cortijillo, animales que pastan en la localidad de Urda, propiedad de los hermanos Lozano. Reses serias como corresponde a esta localidad que se echaron al encierro el domingo para que los vecinos y visitantes vieran el trapío de los erales a lidiar en la novillada de la tarde.

Abrió cartel Ruiz de la Hermosa, que sorteó el lote menos lucido del festejo, dos astados que acusaron en demasía el encierro, lo que condicionó las faenas con la pañosa. Al que abrió plaza lo intentó torear en demasía, justificándose con muletazos sin calado ni fundamento. Entrega si le puso y el público se lo recompensó con una oreja de la res, tras el esfuerzo por puntuar. Al tercero del festejo le arrancó otro trofeo que a la postre le valió para salir en volandas del coso. Quiso de nuevo agradar y porfiar con el del Cortijillo, dejando otra faena de poco calado pero efectista. Destacó sobre todo en el vistoso tercio de banderillas que protagonizó con su compañero de cartel.

Jesús Romero sorteó al segundo de la tarde que no se lo puso nada fácil, insistiendo el novillero en agradar y acoplarse con el animal, cosa que no se le puede reprochar, pero no terminó de entender al complicado novillo, siendo silenciado al acabar con él. El astado que cerró plaza y feria, resultó distinto, un animal noble y embistiendo con bravura. Romero que tiene un escaso bagaje, no dejó ver al gran novillo que enganchaba las telas del novel, impidiendo ver su recorrido. No obstante, ligó algunas tandas de calidad conectando con el público, valiéndole para cortar las dos orejas.

Se da por finalizada una de las ferias de septiembre por todo lo que significa y la simbiosis que tiene entre toro en la calle y en la plaza, lo cual es amado y transmitido de generación en generación por los vecinos de Portillo a las nuevas generaciones.