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La derrota de Gabilondo golpea los cimientos del PSOE al cuestionar la gestión de la pandemia y los pactos que llevaron a Sánchez al poder

...mira a Moncloa - Foto: Fernando Villar

Su peor resultado histórico en la comunidad de Madrid. La debacle del PSOE en la cita del 4-M, a punto de ser sorpasado en escaños (sí lo fue en votos) por Más Madrid, no deja margen a dobles interpretaciones, y supone inevitablemente una derrota también para el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a pesar de sus intentos de distanciarse en la recta final de la contienda electoral. El alejamiento se plasmó hasta en la comparecencia ante los medios del candidato socialista, Ángel Gabilondo: fue el único aspirante que no contó con el apoyo presencial del líder nacional de su partido. Sánchez permaneció en silencio, en La Moncloa.

Y es que, al igual que Ayuso fue en un principio la apuesta personal de Casado en la comunidad, Gabilondo era la de Sánchez el 4-M. Una decisión que estuvo aderezada por una cambiante estrategia electoral, ideada más desde el PSOE nacional que desde el PSM, consistente en apelar primero a los votantes de Cs y luego a la suma de las izquierdas.

El propio Sánchez presentó oficialmente la candidatura de Gabilondo tras el anuncio de adelanto electoral, con el lema de Soso, serio y formal; un eslogan ideado por su jefe de Gabinete, Iván Redondo, y su equipo de estrategas de La Moncloa que suscitó más chascarrillos que resultados efectivos en las urnas. Así, Sánchez arrancó en marzo la precampaña volcado con su candidato, apoyándole cada fin de semana, e implicándose en primera persona en la disputa con la presidenta madrileña. 

En abril multiplicó su exposición pública, con varias ruedas de prensa y comparecencias públicas, y en un encuentro informal con periodistas llegó incluso a cuestionar los datos de contagios que estaba ofreciendo la popular.

No obstante, una vez que empezó oficialmente la campaña el 18 de abril, el jefe del Ejecutivo modificó también su papel, y limitó su participación en ella al mínimo. También cambió de estrategia del PSOE ya avanzada la carrera hacia la Presidencia madrileña, cuando se dieron cuenta de que apenas rentabilizaban su idea de pescar votos en Cs. Fue entonces cuando Gabildo decidió asumir un giro a la izquierda y tenderle la mano al aspirante de Podemos, Pablo Iglesias, del que hasta entonces renegaba.

El PSOE, al valorar los resultados, restó importancia al poder de Madrid como una de las plazas clave del país. Sin embargo, son muchas las voces que analizan el batacazo socialista en clave nacional, que lo interpretan como la respuesta a una política de pactos con abertzales y separatistas, y una gestión de la pandemia que no convencen. 

Por ahora, Sánchez guarda silencio sobre el fracaso de su apuesta en Madrid y, para algunos, de su pugna personal contra Ayuso.