Penitencia meteorológica

J.S.
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La lluvia impidió la salida del Cristo de la Fe y de Nuestra Señora del Rosario. El año que viene se unirá a ellos la talla de Jesús Atado a la Columna

Nuestra Señora del Rosario.

En la parroquia de El Salvador no cabía ni una alfiler. Eran las siete y media de la tarde y en el exterior de la iglesia diluviaba. En el interior todo era fervor pese a la obligada penitencia meteorológica a la que se ve sometido el Viernes Santo toledano por segundo año consecutivo.

Quienes acudieron ayer a la salida del Cristo de la Fe (Vulgo Calvario) y Nuestra Señora del Rosario, una hermosa talla de vestir del siglo XVIII, no tuvieron un mal conformar. Y es que la aunque la procesión no salió, pudieron disfrutar de la iglesia del Salvador, uno de los tesoros que oculta la milenaria ciudad de Toledo. Todas las civilizaciones que han poblado Toledo han dejado huella en este rincón de la judería de Toledo. Su pilastra visigoda, es el más importante reclamo para conocer esta joya del patrimonio toledano, desde la que también se puede acceder al subsuelo de la ciudad antigua para descubrir los restos arqueológicos que esconde.

Pero ayer no era el día del Patrimonio Desconocido sino de venerar a Nuestra Señora del Rosario y al Cristo de la Fe, una talla de madera policromada de tamaño menor al natural, caracterizado por su pelo natural. El viernes, ataviado con un sudario de terciopelo granate, en vez del morado que suele vestir, no pudo salir de los límites de la Judería para acercarse hasta Zocodover, pero eso no quiere decir que dentro de la parroquia no se vivieran momentos de emoción amenizados por las marchas procesionales que fueron interpretadas por la banda municipal de música y por los tambores del Cautivo.  

Dice un sabio refrán español que el que ‘no se consuela es porque no quiere’. Y desde luego esta cofradía tiene motivos para seguir trabajando para engrandecer la Semana Santa toledana. De hecho, el año que viene  tiene previsto recuperar un elemento de su elenco patrimonial. Se trata de la talla de  Jesús Atado a  la Columna. Esta obra escultórica desfiló junto al Cristo del Calvario hasta 1990. Ahora se está acometiendo su limpieza con el fin de que vuelva a la procesión de Viernes Santo en el año 2020. Será, por tanto, un buen momento para volver a ver en las calles al Cristo de la Fe, que históricamente se guardaba en la antigua ermita del Calvario, a la que debe su nombre, y a Nuestra Señora del Rosario.