Fallece a los 93 años de edad el ceramista Dámaso Gómez

Lola Morán Fdez.
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Gómez González comenzó su actividad en el taller de Ruiz de Luna y ha estado ligado toda su vida al mundo de la cerámica

Fallece a los 93 años de edad el ceramista Dámaso Gómez

El ceramista talaverano Dámaso Gómez González ha fallecido a los 93 años de edad. Su fallecimiento se produjo el pasado lunes 6 de abril y ha causado una profunda consternación en familia, amigos y en el sector, que lamenta su pérdida.

Gómez González se inició de niño en el mundo de la cerámica en el taller de Ruiz de Luna, donde permaneció durante años dedicado a esta actividad y donde conoció a la que después sería su mujer, Amparo Muñoz Delgado. Su esposa, que falleció hace ocho años, comenzó también a trabajar en la antigua fábrica de Ruiz de Luna siendo una niña y se dedicó, igual que Gómez González, a pintar cerámica.

Allí también compartió oficio, entre otros, con Rafael García Bodas, ya fallecido también, y Pablo Adeva Martín. Precisamente, con ellos tuvo hace diez años la oportunidad de participar en la elaboración del mural encargado a Cerámica Artística San Ginés y en cuya ejecución participaron cerca de una decena de talleres cerámicos de la ciudad con destino al Centro de Convenciones de Orán, en Argelia.

Con este gesto, se quiso rendir un homenaje a los tres ceramistas de la fábrica de Ruiz de Luna, ya jubilados entonces, y quienes por una horas revivieron sus años de actividad  pintando parte de esta gran obra de artesanía.

Era probablemente uno de los últimos ceramistas talaveranos que quedaba de aquella época de esplendor de la cerámica. Gómez González trabajó en la fábrica de Ruiz de Luna hasta que comenzó el declive del sector. Entonces, como recordó a este diario una de sus hijas, «tuvo que buscarse la vida de otra manera» y comenzó a trabajar como administrativo en la antigua Creta.

Sin embargo, esta circunstancia no le apartó de la cerámica. De hecho, entre otros, llevó en Oropesa un taller artesanal desde el que se ocupó de pintar todos los bancos de la plaza del municipio. En este taller se encargaban de pintar además las placas de las calles de Oropesa.

Algunas de sus piezas forman parte de la colección del Museo Ruiz de Luna y muchas otras permanecen en su hogar.