20 años en los que ha cambiado el mundo

J. Monroy
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Bolo-Bolo, la primera asociación de su sector de Castilla-La Mancha, celebra su vigésimo aniversario con restricciones y la cabeza en la ley regional LGTBI y en la Ley Trans

Han pasado solo dos décadas, pero parece una España muy distinta, hasta un Toledo muy distinto. Hace veinte años, apunta Ricardo Vicente, presidente de Bolo-Bolo, pocas parejas del mismo sexo se atrevían a pasearse de la mano por Zocodover; hoy ya nadie se vuelve, poco a poco la sociedad ha ido interiorizando y asumiendo la diversidad de género.

Hace veinte años ni siquiera había ninguna asociación LTBI en Castilla-La Mancha. Los más valientes que se atrevían a mostrarse acudían a entidades como COGAM, en Madrid. Uno de ellos fue Javier Fernández, el primer presidente de Bolo-Bolo, que se empeñó en sacarla adelante. Todo se cuajó en el Pícaro, donde había quedadas para tomar café, que desencadenaron la Asociación, cuyos estatutos se firmaron el 9 de febrero de 2001.

Bolo-Bolo fue pionera en Castilla-La Mancha y de hecho se fundó con carácter regional, para dar respuestas en toda la comunidad. Desde entonces, apunta Vicente, han ido naciendo muchas más entidades, con las que hay una estupenda relación, y se han ido derivando las actuaciones para que la atención sea más local.

Bolo-Bolo ha editado un vídeo en el que recoge 111 felictiaciones de políticos y activistas LGTBI.Bolo-Bolo ha editado un vídeo en el que recoge 111 felictiaciones de políticos y activistas LGTBI. - Foto: Yolanda RedondoAhora cumple veinte años, y este vigésimo aniversario, no obstante, no se está pudiendo celebrar  como sus socios hubieran querido. La idea era poder hacer una fiesta en el Pícaro, por ejemplo, y hacer un aniversario muy sonado. Pero la pandemia y las restricciones de reunión o movilidad lo han complicado todo. Habrá que esperar tiempos más propicios, quizás la próxima Semana de la Juventud, si es que las vacunas funcionan.

De momento sí han salido adelante varios collages y un vídeo con 111 felicitaciones desde la sociedad castellano-manchega, incluido su presidente.

Sigue el trabajo. Los mismos problemas de reunión o movilidad se dan en el trabajo de la Asociación. Bolo-Bolo está ahora volcándose en la Ley regional LGTBI, cuyo borrador ya se ha presentado, y que espera que esté aprobada para el Orgullo, el 28 de junio. Está tratando de presionar para que todos los partidos que componen las Cortes la voten, «y se apruebe por unanimidad, que sería muy bonito».

También se está volcando la Asociación, en la Ley Trans, «porque los trans siguen sufriendo todavía una estigmatización muy gorda, todavía hay quienes los cambian de género, como hemos visto incluso en la política hace poco». Su idea es buscar una aceptación social, total y absoluta, como de cualquier otra persona. Lo llamativo, apunta Vicente, es que los movimientos reivindicativos del Orgullo lo iniciaron los trans, y todavía siguen estigmatizados.

Mientras tanto, Bolo-Bolo sigue trabajando en la educación, porque ha detectado que ciertos sectores siguen educando a los niños en la homofobia y el odio a lo diferente. Está desarrollando talleres en colegios de Primaria y Secundaria, juegos volcados en la diversidad. Y al tiempo, continúa el trabajo con casos particulares, con problemas en los ámbitos familiar y laboral. Porque aunque en el último cada vez hay menos, parece que en los trabajos todos van respetando más a los diferentes, la Asociación acaba de denunciar a un empresario que ha despedido a un trabajador al enterarse de su situación sexual. «Lo importante es que la gente pueda ser quien es en el trabajo, sin necesidad de ocultarse», explica su presidente. Finalmente, ayuda a jóvenes que están tratando de hacer la transición de sexo y no saben muy bien cómo hacerlo.

Vicente reconoce que todo lo que han avanzado la sociedad y la legislación en estos veinte años «hay que agradecérselo a organizaciones como Bolo-Bolo y a gente que se moviliza para poder cambiar y sensibilizar».