Las chicas son guerreras

Juana Samanes
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Continuamos con la racha de secuelas, solo en este mes de octubre de Maléfica, Zombieland, El crack y La oveja Shaun, a las que se une esta última entrega de Terminator, Destino oscuro, que se estrena 28 años después de Terminator 2: el juicio final. Supone el reencuentro de las estrellas originales de la franquicia de ciencia ficción: Linda Hamilton y Arnold Schwarzenegger junto con el director James Cameron, que aquí ejerce de productor tras haber recuperado los derechos de la saga, puesto que se hicieron otros tres filmes en los que no participó.

El argumento es muy similar a la primera entrega. La joven Dani Ramos vive apaciblemente junto con su hermano y su padre en la ciudad de México, cuando en su existencia entra, de forma abrupta y despiadada, un nuevo Terminator, modelo Rev-9, mucho más peligroso y letal que los visitantes de anteriores aventuras. Una súper soldado del futuro y una veterana Sara Connor, muy fogueada en combate, serán las únicas capaces de frenarlo y asegurar la posible supervivencia de la chica. 

Los años han dejado su estela, y no nos referimos al aspecto físico de las dos estrellas veteranas quienes, a pesar de sus arrugas, resultan creíbles en sus cometidos, sobre todo en el caso de Linda Hamilton, sino que la nueva secuela aúna, de nuevo, acción y aventura, mientras es bastante obvia la denuncia a la política de inmigración del Gobierno Trump. 

En cuanto a que las protagonistas sean mujeres, ya el propio personaje de Sara Connor, en 1984, había marcado un antes y un después en la senda de que las chicas también pueden ser guerreras. Aquí los combates están rodados de forma emocionante. 

El otro aspecto destacado de la proyección original fueron los revolucionarios efectos especiales (no olvidemos que a James Cameron le encanta la tecnología y los avances de imagen, ahí tenemos Avatar) que aquí son sobresalientes pero no originales. Se repiten, y están logradísimos, los cambios de forma humana del poderoso robot Rev-9, pero tampoco desmerecían los del T-1000, del Terminator original. 

Cameron quiere dejar claro que Terminator: Destino oscuro es secuela argumental de Terminator 2: «La intención de la primera película era infundir miedo en el público en torno a un potencial futuro oscuro. Esta película, como las demás, habla de la amenaza de la colisión humana con una súper inteligencia artificial, lo cual es menos ciencia ficción ahora que en el año 1984 o 1991».

Lo que no aporta nada y no tiene mucho sentido, en un contexto de un filme de este género, es algún diálogo irreverente, que nos recuerda que el director Tim Miller se ha hecho un nombre por el éxito del gamberro superhéroe Deadpool.